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Tribuna de Análisis

Política

Organización política en Paraguay define programa.

Organización política en Paraguay define programa.

La revolución agraria, la soberanía energética y el rechazo a la presencia de tropas extranjeras, son objetivos programáticos del nuevo movimiento político Tekojoja, que emerge hoy como alternativa frente a los partidos tradicionales en Paraguay.
 
Campesinos forman parte de la nueva organización.
Tekojoja, que en guaraní significa igual-dad, nació la víspera en esta nación sudamericana con el objetivo de impulsar la candidatura de monseñor Fernando Lugo, con vistas a las elecciones presidenciales del 2008.

Además de contar con representación en Asunción, la agrupación cuenta con una amplia base social, conformada por campesinos sin tierras, indígenas y sectores de izquierda en todo el territorio nacional.

Durante la jornada fundacional, quedaron aprobados la declaración de principios, el eje programático y el estatuto del movimiento, que lo ubican dentro de la línea socialista, destacó el diario Última Hora.
Para hacer viable la postulación, Lugo anunció la renuncia a su vida religiosa en un tiempo breve, tras lo cual podrá dedicarse de lleno a la vida
 

Fogoneros y proyecciones de su lucha

Fogoneros y proyecciones de su lucha

Ponencia para el Encuentro internacional “Proyecciones de la Lucha Revolucionaria
en América Latina”, organizado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Santiago de Chile, 27, 28 y 29 octubre de 2006
“A la empresa compatriotas! Que el triunfo es nuestro: vencer o morir sea nuestra cifra; y tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo, sin advertir que los americanos del Sur, están dispuestos a defender su patria; y a morir antes con honor, que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio”

(Proclama de Artigas a sus compatriotas, al iniciar su campaña, en Mercedes, el 11 de abril de 1811)Destellos de los que la CNN nos entera con mentiras y medias verdades bajo títulos como “Crisis en tal lado o tal otro”.Pasó ya el primer lustro de este siglo XXI y las tareas de la realización plena de la humanidad, la construcción de una sociedad libre, siguen esperando quien las encarne definitivamente.Tras el auge de la lucha de los pueblos en los 60s 70s y el relativo declive fines de los 80s y 90s del siglo pasado, los pueblos del mundo y América Latina en particular, vuelven a levantarse en destellos de lucidez y decisión de combate, a veces espasmódicos otras más sostenidos. Destellos de los que la CNN nos entera con mentiras y medias verdades bajo títulos como “Crisis en tal lado o tal otro”.Pero antes durante y después de la estridencia hay gente que lucha en forma permanente y decidida por construir la definitiva derrota a manos del pueblo del mayor enemigo de todo el genero humano: el imperialismo yanqui.En la convicción de que la total liberación será necesariamente continental, los muchos pueblos de nuestra Patria Grande comienzan a retejer lazos de solidaridad y transmisión de experiencias en los distintos niveles de organización que cada pueblo ha sabido darse.En esta tónica surge a instancias y bajo la responsabilidad de Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) de Chile el encuentro denominado “Proyecciones de la Lucha Revolucionaria en América Latina”Los FOGONEROS tenemos la responsabilidad y el honor de haber sido invitados a participar. El desafío es estar a la altura que las circunstancias exigen, para que la experiencia de lucha política por la liberación de pueblos hermanos redunde en el enriquecimiento y la calificación de la lucha del Pueblo Oriental, como una parte del gran Pueblo Latinoamericano. Con la convicción Artiguista y Guevarista que alienta nuestra lucha esperamos cumplir con nuestros compañeros del pueblo y con la historia.Para entrar ya en el tema al respecto del que se nos invita a pronunciarnos, vamos a empezar por las conclusiones para que la línea argumental muestre su lógica de desarrollo.Creemos firmemente que la situación que vive el continente, retorna al tapete del debate de las masas oprimidas dos cuestiones de vital importancia que recorren cada uno de los procesos en nuestras respectivas naciones. Esas cuestiones son el asunto del Poder y la “continentalidad” de la lucha. La convulsa y heterogénea coyuntura que presenta la lucha de clases en nuestra Patria Grande así lo está determinando. Y esto es decididamente positivo para el avance hacia su resolución. La cuestión está en cómo trabajamos quienes nos decimos revolucionarios desde las condiciones en las que nos encontramos para conseguir que cunda la convicción de que la transformación revolucionaria de la sociedad es posible y necesaria.Las dos cuestiones se presentan evidentes desde el ejemplo de la Cuba revolucionaria. Ejemplo dignificante para el continente entero, que muestra a la vez el alcance y las limitaciones de un proceso construido y sostenido a fuerza de convicción y moral revolucionaria de todo un pueblo. Un pueblo que a instancias de su vanguardia supo resolver con claridad la cuestión des poder para proyectar el desarrollo independiente de la patria. Pero a la vez, es un proceso en el cual podemos ver las limitaciones que se le impusieron, tras la caída del bloque socialista, al ser un solista disonante en el coro del continente. Afortunadamente esa situación de disonancia y aislamiento empezó a romperse con el advenimiento del proceso bolivariano en Venezuela.Así se demuestra con claridad meridiana la importancia de la noción de “continentalidad” para un proceso emancipatorio.De hecho, antes que la dimensión continental de la solidaridad popular, rasgos similares que han cobrado las formas de resistencia de los pueblos al modelo neoliberal expresan la similitud en la esencia de las características definitorias de nuestra vida socioeconómica y del suelo que pisamos en el continente. Un ejemplo claro son los masivos y combativos levantamientos populares que han depuesto uno tras otros presidentes neoliberales “democráticamente electos”. En Ecuador, en Bolivia, en Argentina etc la insurrección de decenas, cientos de miles y hasta de millones de hombres y mujeres rebelados contra la miseria y la opresión a la que se los somete lograron forzar un cambio formal de mandatario mientras se sostenía el poder de los de arriba, lo que se demuestra en la recurrencia a las mismas medidas antipatria, anti trabajadores, de los gobiernos subsiguientes a los levantamientos. Y la característica compartida que signó estos fenómenos fue la ausencia de una dirección revolucionaria unificada, un aparato de conducción de una ascendencia y confianza tal ganada entre las masas que le permitiera al pueblo atrincherarse tras él en un camino continuado para la instauración de un poder alternativo. Esto a pesar de la existencia y el peso alcanzado por varias organizaciones que luchan denodadamente por calificar cada avanzada popular. Algunos de esos procesos suponen un debate profundo y de alcance continental.La fuerza y la limitación de la espontaneidad de masas exhorta su propia superación, mostrando la necesidad del trabajo revolucionario. En cierta medida podemos decir que el proceso bolivariano de Venezuela es también hijo del “caracaso”, y es indiscutible que al menos su política exterior indudablemente antiimperialista y latinoamericanista, y su discurso socializante son un aliento para la subjetividad revolucionaria en todo el continente y podría decirse en el Tercer Mundo. Pero debemos ser cuidadosos de asumir experiencias muy particulares como si todos nuestros pueblos pudieran o debieran intentar recorrer los mismos caminos. Además, así mismo en Venezuela como en cualquier sociedad de clases a la hora de avanzar en transformaciones progresivas el conflicto de clases se hace patente en la forma de lucha por el poder político. Este es un problema que los venezolanos y todos los pueblos solidarios tendrán que resolver cuando la oligarquía y el imperialismo vuelvan a intentar franquearle el paso al pueblo trabajador en el camino hacia el futuro soberano y socialista.Por su parte el movimiento guerrillero que tiene su refugio más prolífero en Colombia, pero que también pervive y se manifiesta públicamente en múltiples rincones de nuestra Patria Grande (como por ejemplo México) y nos alumbra demostrando con el ejemplo la posibilidad y la necesidad de desarrollar un aparato armado y beligerante propio del pueblo. Allí, en Colombia, si existe un poder dual no simplemente potencial sino efectivo sobre porciones de territorio, esperando y generando las condiciones de la instalación del Poder del Pueblo organizado estatalmente como poder dominante en todo el país.Y por cierto que al ser abanderados de la mas decidida lucha por el poder para realmente transformar el destino del pueblo, de los trabajadores; al ser su ejemplo una luz que muestra en forma descarnada los limites que se imponen y pretenden imponerle al pueblo, quienes desde la ingenuidad o desde la politiquería acomodaticia proponen circunscribirse al camino de las instituciones y la legalidad que construye el enemigo... por ser todo eso, la izquierda “responsable” y ajironada ha intentado marginar a los movimientos guerrilleros de los espacios de debate y coordinación para construir una alternativa en el continente.Y es esa izquierda responsable otro de los paradigmas del proceso político y la conmoción en la subjetividad de clases que se vive en el continente. El discurso de los “cambios” y la alternativa a la derecha neoliberal a través de las elecciones está siendo en estos precisos momentos contrastados con la práctica de numerosos gobiernos que montados en las consignas y en la mística construidas durante décadas por la militancia obrera y popular, se están revelando como los mas eficaces defensores de los intereses del imperialismo y las oligarquías nativas. La estructuración organizativa del pueblo que antes servía para sintetizar cada lucha parcial o nacional en la estrategia electoral, ahora se pone al servicio del bombereo constante de los conflictos de clase o nacionales surgidos de las medidas gubernamentales de corte neoliberal antinacional y anti trabajador. En Chile, en Brasil y en nuestro Uruguay (entre otros) se pone ante los ojos del pueblo las inconsistencia de construcciones sin vocación de poder. De una lucha por el cambio desoyendo las enseñanzas de la historia acerca del poder, se pasó fácilmente al manejo de clientela política al servicio de los poderes ya instituidos; el poder del imperialismo y la oligarquía.Por todo esto creemos que vivimos en el continente un momento duro pero fermental para las fuerzas genuinamente transformadoras, las de intención revolucionaria.Como decíamos nuestro país se inscribe en esa categoría de los que están transitando el camino del uso de las propias instituciones del régimen para transformarlo.Sin embargo la Carta Intención firmada con el FMI parece ser el verdadero programa de gobierno que se confirma como profecía divina en las Medidas gubernamentales. Y se veía venir ante el lavado ideológico que se procesó en el Frente Amplio unos cuantos años antes de ganar las elecciones, como una condición de la vorágine de la juntadera de votos en la que se embarcó. Es significativo que antes que a Astori se le haya propuesto el ministerio de economía a Enrique Iglesias, el ex presidente del BID y de indiscutible signo neoliberal.En flagrante contradicción con el programa surgido de su último congreso, con el cual se salió a juntar votos, se abre el camino hacia un TLC con los yanquis mediante un tratado de liberalización denominado TIFA. Además se plantea una “Reforma del Estado” que se traduce en privatizaciones y flexibilización laboral, se otorgan beneficios al capital transnacional con un Tratado de Protección de Inversiones con los EEUU que supone la entrega casi absoluta de nuestra soberanía. El mentado “país productivo” se ha concretado como país productivo de plusvalor acumulado en el exterior y en país basurero de plantas de celulosa, en país desertizado por el monocultivo de eucaliptos.Se pagan por adelantado los vencimientos de la deuda externa. Persisten los salarios de hambre, se continua el flagelo del desempleo y subocupación, se perpetua el exilio económico con cada vez más contingentes de Orientales aplicando su fuerza de trabajo y viviendo sus vidas lejos de la patria.Se implementa una política exterior cipaya con el envío de tropas a Haití y el Congo, la participación en maniobras militares conjuntas con las FFAA de yanquis, a la vez que se le hacen los mandados diplomáticos.La única medida que podría denominarse popular es el llamado “plan de emergencia” que intenta ser un paliativo a la miseria como el brasilero “hambre cero”, y que se inscriben en la lógica de planes asistencialistas que promueven el BID o el BM. Pero a parte suponen una práctica clientelista. Mientras tanto se intenta mediar entre las gremiales patronales y los asalariados siendo “equilibrados”.Se jactan públicamente además, de hacer todo aquello que los partidos tradicionales no pudieron por la resistencia popular.A nosotros nos sorprende la celeridad y el descaro con que llevan a delante estas medidas, pero es explicable porque persigue hacer uso del consenso inicial de un gobierno recién electo, y porque pretenden actuar antes de las elecciones venideras.Pero por otro lado en el imaginario popular el Frente significa una alternativa de cambio construido desde la base en 35 años de historia, que hereda la lucha delos 70 pero que “tiene los pies en la tierra”, y que se presenta hoy a los ojos de la gente, muy a nuestro pesar, como la única opción política de cambio a nivel nacional y que además van en el mismo sentido de los “cambios” en la región.Aún así lentamente hay partes del pueblo que empiezan a desencantarse, y de estos son una minoría los que buscan una formación política distinta donde volcar sus esfuerzos y anhelos de cambio.Este paulatino desencanto que se da sobre todo en sectores militantes. Y abre nuevas posibilidades a las organizaciones que luchan por la revolución.Las condiciones de las que partimos son de una relativa orfandad del proyecto revolucionario. Con la salvedad de honrosas excepciones que nos han brindado las generaciones de los 60s y 70s y de la resistencia a la dictadura, los antiguos revolucionarios se han pasado con armas y bagajes a las tiendas enemigas de la gestión de los intereses del imperialismo. En ese clima surgen nuevas expresiones del pueblo organizado para revolucionar su forma de vida (entre las que nos gusta contarnos) y también se reavivan, cobran nuevos bríos, las que se han mantenido consecuentes contra el viento y la marea del retroceso de la década de los 90s.Los problemas de los revolucionarios orientales en la actualidad pasan por definir y asumir una estrategia que contemple la potencialidad de las masas, y las tareas inmediatas atendiendo a su pasividad actual. Nuestra misión no es ni manejar clientela política diciéndole a la gente lo que quiere oír, ni ser la expresión de la posición correcta en cada circunstancia, sosteniéndonos al margen del sentir popular y la vida nacional. Ser minoría es una circunstancia que no nos regocija pero que tenemos que revertir cuidando no transar los principios y objetivos que dan razón de ser a nuestra lucha. Con aciertos y errores nuestra organización se encuentra en ese camino.Se trata para nosotros de construir una referencia de resistencia. Hacer ver que no todo es entrega, planteando en el imaginario nacional la existencia de una trinchera para la lucha asumida con seriedad. Preparar un continente organizativo que el pueblo pueda sentir como propio y nos permita dar cauce orgánico y combativo a la disconformidad. Para esto otra tarea prioritaria es combatir fraternal pero decididamente los vicios del movimiento espontáneo, reivindicando la lucha política. Pero a la vez empaparnos de todas las virtudes del pueblo, hacerlas cada vez más nuestras. Lograr una comunicación fluida entres quienes se han resuelto por la lucha política encuadrada y el resto del pueblo, para que ambos elementos puedan avanzar en la constitución del sujeto político y el sujeto social revolucionario.Este va a ser un camino empedrado de alegrías y realizaciones gratificantes pero también de duros momentos. Lo tenemos claro y es particularmente visible ante la coyuntura que vivimos, dado que desde hace algún tiempo las miras de la calumnia en manos de los defensores de este régimen injusto, apuntan a quienes persistimos en la pelea contra el imperialismo y los oligarcas. Con la persecución mediática preparan lo que seguramente será un golpe a nuestra organización así como otras organizaciones del pueblo. Y nos vamos a permitir aquí dedicar un renglón para hacer un llamado a nuestros compañeros de todo el mundo para mantenerse alerta ante el desenlace de todo esto. Contamos con su solidaridad, y en particular con los hombres y mujeres de nuestra Patria Grande que sienten el ataque a cualquier expresión de nuestros pueblos como en carne propia.En el corto tiempo de vida de nuestra organización los FOGONEROS hemos intentado cumplir, en la medida de nuestras posibilidades, con ese deber que prescribe nuestro sentir latinoamericanista e internacionalista.Y no podía ser de otra manera. Vemos la solidaridad entre los pueblos de América como crucial, entre otras razones porque es para nuestro Uruguay un asunto particularmente importante el de la continentalidad de la lucha, por una cuestión de nuestras dimensiones geográficas demográficas y económicas que establecen que ni un niño aspire o pueda imaginar la construcción de algo así como una autarquía en nuestro país. Nuestra liberación está necesariamente atada a un proceso al menos regional y seguramente continental en última instancia. Y creemos es una situación compartida por todos nuestros países.Entonces es de vital importancia para cualquiera que pretenda contribuir a una transformación, reformadora o revolucionaria, trabajar por el reconocimiento de una identidad latinoamericana que nos permita como pueblos definir más fácilmente a nuestros hermanos y también a los enemigos. Esto implica además recobrar para nuestro pueblo trabajador lo más rico del legado histórico de las luchas libertadoras de nuestra América.Y el reconocimiento de la identidad latinoamericana implica para nosotros, además de facilitar el intercambio cultural y de distintas expresiones de lo popular, el trabajo de difusión en el rango continental de cada una de nuestras luchas. La instalación, allí donde sea posible, de las movilizaciones de solidaridad internacional como algo común, cotidiano.Se trata en otro nivel de instalar una mística compartida en nuestra militancia, hacer de nuestras organizaciones escuelas de latinoamericanismo. Necesitamos tender lazos de solidaridad efectiva y de intercambio de experiencias de nuestro trabajo social y político.En el avance de los compromisos surgirá como una necesidad perfilar una estrategia continental que deberá integrar necesariamente las estrategias nacionales para evitar la superposición de la primera en detrimento de la consolidación de las segundas, obstaculizando su desarrollo. Esto implica la consideración de las particularidades coyunturales de cada nación latinoamericana. Es imprescindible no desatender las condiciones particulares, nacionales, por enfatizar la estrategia continental, lo cual implica la flexibilidad en sus lineamientos.La estrategia deberá concebirse desde quienes concretamente han asumido la lucha, tanto en lo discursivo como en lo práctico de manera de brindarle el sustento más sólido posible para encarnar los compromisos asumidos.Estas son más o menos las reflexiones que nos merecen la propuesta del encuentro.

Pero ante todo nuestra principal misión aquí es aprender de las experiencias que los compañeros han recogido en el trayecto de su lucha, que es también la nuestra.Les quedamos profundamente agradecidos al Frente Patriótico Manuel Rodríguez y a todos los compañeros por hacernos partícipes de esta instancia importantísima para el alumbramiento de una Patria Grande libre del yugo imperialista y libre de todo yugo social.¡SALUD COMPAÑEROS!

¡POR LA UNIDAD DE LOS PUEBLOS CONTRA EL IMPERIALISMO!
VENCER O MORIR 
Fogoneros

 

LA ESTRATEGIA DE DOMINACION

LA ESTRATEGIA DE DOMINACION

INTERNACIONAL 

Entrevista a Ana Esther Ceceña

La economista mexicana Ana Esther Ceceña muestra una línea de pensamiento claramente contra hegemónica. En su discurso se advierte que existen opciones, que no hay que ser tan pesimistas, que recién empiezan a verse pero que las alternativas a este sistema injusto surgen en distintos lugares localizados, cristalizan en campañas internacionales y demuestran la posibilidad de defender los patrimonios naturales y culturales de las garras del capital internacional. Es cierto, admite, que el poder es muy fuerte, cuenta con muchos puntos a su favor y no da el brazo a torcer. Pero la lucha recién empieza y ya se han materializado algunos logros, como en el campo ecológico, con usos del agua o territorios.

Ceceña dirige la revista Chiapas (publicación que nació con la finalidad de «contribuir a desentrañar las raíces más profundas del conflicto chiapaneco») y es miembro fundadora del Grupo de Trabajo Economía Internacional del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), un grupo que ha estudiado, entre otros, los costos sociales generados por las políticas hegemónicas de ajuste y reestructuración regresiva del capitalismo en América Latina.

¿De qué manera se relaciona el poder con los recursos naturales?

La relación es múltiple: A través del desarrollo tecnológico, ya que diferentes momentos de ese desarrollo requirieron determinados recursos. En las distintas etapas del capitalismo ha habido un acercamiento del poder hacia regiones con recursos naturales. Por ejemplo, el auge del hule, necesario para la producción de automóviles, que luego fue abandonado y se empezó a requerir distintos metales. Pero siempre el desarrollo tecnológico está vinculado a la apropiación de la naturaleza. El apelativo recursos naturales proviene de elementos naturales convertidos en útiles, en materias primas, incorporados a los procesos de producción y reproducción del sistema. De otra forma estaríamos hablando de naturaleza propiamente dicha.

¿Usted diseñó mapas sobre las estrategias militares de EE.UU. en el mundo. ¿Qué objetivo perseguía con el diseño de esos mapas y qué lecturas surgen de ellos?

Uno de los objetivos de mi investigación, que no solo concernía a recursos naturales, era saber si efectivamente había una posibilidad de disputa hegemónica a nivel planetario. La relación entre el poder y los recursos naturales tiene que ver también con la competencia ínter capitalista. Una de las maneras de tener una mejor posición en la competencia implica la posibilidad de controlar recursos que intervienen en industrias de punta, las que diseñan tecnología del futuro. Entonces, la capacidad material está muy vinculada no solamente al desarrollo tecnológico sino a la disponibilidad de recursos estratégicos. Para poder medir la capacidad de cada uno de los bloques capitalistas importantes –Europa, Asia, Estados Unidos– es indispensable conocer qué relación tienen con esos recursos. En todos los terrenos, Estados Unidos llevaba una delantera difícil de alcanzar y se conformaba una relación de poder piramidal en la que éste ocupaba la cima. Había muchos vínculos económicos que permitían a Estados Unidos tener una relación privilegiada con recursos estratégicos, pero también se daban casos en que esto no ocurría porque había un rechazo de la población a la privatización de elementos como el petróleo o de distintos minerales. Entonces observamos movimientos militares que acompañaban el interés de Estados Unidos sobre esas partes del territorio mundial. Uno ejemplo muy directo es el de Afganistán e Irak.

¿Qué opina de las teorías conspirativas según las cuales las grandes potencias, en particular Estados Unidos, buscan a cualquier precio la hegemonía sobre el resto del mundo?

No existen tales conspiraciones. Pero sí hay un planeamiento estratégico por parte de la cúpula del poder mundial, que está en Estados Unidos, con el fin de marcar rumbos políticos y definir sus despliegues en el marco de esa lógica según la cual ellos tienen la misión histórica ordenar el mundo. Por ejemplo, dentro de los planes que hay para América Latina encontramos el llamado Andes 2020, en el marco del cual analizan qué ocurre con esta región, qué hay en ella, cómo habría que establecer relaciones, cuáles son sus problemas. Hay dos estados en el mundo que planifican a largo plazo: Estados Unidos y China, la cual es vista hoy como la principal amenaza.

El problema de las teorías conspirativas es que no consideran que lo que ocurre en el mundo surge de la relación entre sujetos. Aunque haya una planificación a largo plazo, ésta tiene múltiples escenarios previsibles que incluso pueden fallar en su totalidad. Nadie esperaba, por ejemplo, que se formara el Foro Social Mundial y que fuera un elemento de rechazo, de denuncia, y a veces hasta de bloqueo de ciertas políticas lanzadas por Estados Unidos. No se esperaba que una campaña contra el ALCA (Tratado de Libre Comercio de las Américas impulsado por Estados Unidos) pudiera tener fuerza suficiente para detener las negociaciones, como lo ha hecho.

¿Los tratados comerciales deben contemplarse como estrategias de dominación?

Se privilegian los tratados comerciales, económicos o diplomáticos antes que las políticas militares. A nadie le conviene desplegar tropas porque implica un riesgo mucho mayor que el de los tratados económicos. Lo que hacen es desatar mecanismos múltiples a través de los cuales intentan llevar adelante estrategias de expropiación de los recursos. En el caso de América Latina, por ejemplo, más importante que el despliegue militar fueron los tratados comerciales como el de Centro América o el de Chile, o el intento de romper el Mercorsur (Mercado Común compuesto por algunos países sudamericanos) o incorporarlo a la dinámica del ALCA. Pero, paralelamente, observamos en los últimos cinco años una política de militarización y control, no sólo por medio de la instauración de bases militares sino a través de políticas de creación de reglas compartidas, de compromisos y complicidad entre ejércitos de toda la región, control de aduana y fronteras, para hacerse cargo de la seguridad de todo el continente.

Más allá de las crítica intelectuales, hay muchos gobernantes a favor de esos tratados y muchos ciudadanos que, sin tener conocimientos amplios sobre tales mecanismo, los consideran beneficiosos para su país.

Desde hace 12 años tenemos una experiencia en México, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En un principio, mucha gente estaba encantada con la idea, ya que traería una igualación de salarios con Estados Unidos. Pero la diferencia salarial de 10 a 1 no sólo se ha mantenido sino que en algunos casos se ha incrementado. Además, empezó a quebrar la industria nacional, hubo una especie de desindustrialización, y las inversiones extranjeras directas ocuparon el espacio que dejaban las empresas nacionales. De hecho, tenemos alrededor de un 70 o 75 por ciento de presencia de EE.UU. en el total de inversión extranjera. Esas inversiones son las que ocupan el vacío dejado por la industria nacional... La disparidad económica es tan grande entre los dos países que la producción mexicana no sobrevivió a la competencia estadounidense. Por eso, un aspecto muy importante del tratado es la cláusula de inversiones —presente en el ALCA y en todos los acuerdos que se firmaron en América Latina—, que permite darle una jurisdicción por encima de las leyes a los inversionistas. Por ejemplo: si una empresa de Estados Unidos invierte en México y, de repente, se detecta que daña el medio ambiente, la empresa tiene la posibilidad de presentar una demanda en los organismos internacionales contra México acusando perjuicios en las ganancias proyectadas para los próximo 20 años, e incluso pedir una indemnización por ello.

Más clara imposible la estrategia de dominación...

Claro. Y si una ley decía que «los recursos naturales son propiedad de la nación y no se permitirá su explotación por parte de inversionistas privados nacionales o extraeros» , una vez firmado el tratado la ley queda invalidada, junto con las posibilidades de regular la inversión extranjera en ciertos ámbitos estratégicos para el país y sus posibilidades de elaborar una política nacional.

EXPOLIACIÓN DE RECURSOS NATURALES

¿En este contexto hay que analizar, por ejemplo, las privatizaciones de servicios públicos?

Y de propiedad intelectual y de todas estas medidas que se están discutiendo en la Organización Mundial del Comercio. Se trata de legislaciones superiores a las nacionales. Un acuerdo de la OMC, por ejemplo, abre a la bioprospección (N de la R: desde el descubrimiento de un organismo hasta su comercialización) de las selvas que estábamos cuidando tanto.

¿No queda otra opción, entonces, que criticar al Estado por firmar estos acuerdos?

Los estados nacionales se han subordinado completamente a estas políticas. Ha primado la idea de que ésta es la única manera de hacer las cosas: pagar los intereses de la deuda y después ver qué queda para distribuir entre los connacionales; y eso es absurdo. La implantación del neoliberalismo en los países latinoamericanos ha provocado una catástrofe social y económica. Por eso desde los centros de poder se habla de ingobernabilidad, y es que han provocado un desempleo tamaño monstruo. La informalidad del empleo es del 60 ó 70 por ciento y el grado de exclusión es enorme. Se han entregado todos los recursos nacionales y el país no tiene capacidad de generar recursos propios. Hay que elaborar una política que tenga que ver con los intereses de la nación —con todo lo complicado que es hablar de nación porque es un ámbito muy contradictorio— y que contemple un pacto nacional sobre lo que debe defender cada estado como representante. La otra postura es disolver las naciones, o sea, la política neoliberal de apertura o desdibujamiento de fronteras, de un área continental de libre comercio donde, empero, lo único que transita libremente son las inversiones y los recursos que van hacia América del Norte, porque los trabajadores no tiene esa posibilidad.

¿Cómo es concretamente el proceso de expoliación de los recursos naturales por parte de las potencias económicas?

Hay muchos mecanismos. Uno consiste en que las empresas que extraen los recursos son extranjeras y exportan hacia sus casas matrices. Otro, en que con esta trampa de la deuda externa la política de nuestros países es intentar tener divisas, no importa de dónde vengan. Así, lo que se promueve son actividades de exportación, y si lo que podemos exportar es petróleo, agua dulce, selvas, etcétera, pues lo exportamos. En el caso de México hubo otra política que promovió la industria maquiladora, la encargada del ensamble de piezas, que se estableció mucho en el norte del país, en la frontera con Estados Unidos. Aquí se hacía el ensamblado o, en el caso de la confección, el cosido, es decir, las partes del proceso que implican un uso alto de mano de obra. Pero inmediatamente terminados, los productos salían hacia Estados Unidos. Esta política se fomentó muchísimo porque era algo que supuestamente aportaba divisas. Lo que resulta tramposo es que los mismos acreedores son quienes sacan los recursos, por lo cual el país no genera riquezas propias más que el pedacito correspondiente a salarios, que representan un décimo de los del otro lado de la frontera. Nos encontramos así con una situación que se ha dado a lo largo de la historia de América Latina, pero que en este momento es muy grave y que tiene que ver con recursos naturales que están al límite de la existencia. Queda poca biodiversidad en el mundo, y con este saqueo productivo desaparecerá del todo, dejando de garantizar la vida en el planeta. El agua dulce, por ejemplo, en la medida en que es privatizada y exportada para obtener divisas con que pagar la deuda deja a los pueblos sin posibilidades de existir.

La mayoría de los analistas sostienen que la lógica económica neoliberal tiene graves consecuencias para el medio ambiente. Ahora, ¿qué hace que la expoliación de la naturaleza sea una consecuencia exclusiva de la economía neoliberal?

No es privativa del neoliberalismo sino del capitalismo. Esta manera de tratar a la naturaleza proviene de la búsqueda de obtención de ganancias ilimitadas, por un lado, y por otro, de la concepción de que cualquier cosa es susceptible de ser reproducible artificialmente, de que la tecnología lo resuelve todo. Ello implica que no importa que terminemos con una planta si descubrimos el código genético y en algún momento lo podemos reproducir en el laboratorio. Esta noción de la apropiación de la naturaleza por parte de la sociedad para obtener ganancias es lo que lleva a un uso predatorio de ésta. Todas las otras culturas precapitalistas tenían una relación con la naturaleza muy distinta, por una lado respetuosa y por otro consciente de los equilibrios naturales. El capitalismo piensa que ante el desequilibrio el vacío éste puede ser llenado tecnológicamente o con producción industrial: el hule proveniente de la naturaleza ya no nos interesa porque ahora puede ser fabricado químicamente, por lo cual no importa que no existan plantas de hule. Eso lleva a un límite que incluso el propio capitalismo va a sufrir.

¿Qué salida queda frente a esta realidad, la que proponen los ecologistas más radicales que reclaman volver a formas de producción y de vida tradicionales? ¿Es practicable esta opción?

Creo que sí. No solamente es practicable sino que es urgentísimo que volvamos la vista hacia otras maneras de relación con la naturaleza, que dejemos de pensar que la naturaleza tiene que ser motivo de rentabilidad y que intentemos proteger las selvas, no como un objeto aparte sino como parte de la sociedad. Una relación donde el hombre y la naturaleza son parte de una misma totalidad y donde se debe no sólo preservar lo que queda sino revertir la tendencia a la desaparición de especies, de selvas, de recursos que garantizan la vida. Esto de repente parece romántico y se dice que no es lo que está en juego al hablar de hegemonía mundial. Pero la verdad es que sí, que es parte de la idea de dominación mundial, porque lo que se está buscando es que en el momento en que se establezca una relación distinta con la naturaleza también se establezca una relación diferente a la que propone el poder actual. Entonces, no será el poder el que imponga condiciones sino el reestablecimiento de relaciones más horizontales, compartidas, respetuosas, donde la diversidad tenga un espacio y pueda enriquecer la vida misma.

¿Pero cómo generar medidas de carácter general que permitan surgir y reforzar esas relaciones y revertir la situación de depredación, cuando los Estados, que son los aparatos que supuestamente articulan el interés general, parecen darle la espalda a éste y mirar hacia el capital?

Ésta es realmente la gran pregunta, porque los Estados no han logrado detener este proceso sino que, al contrario, lo han agudizado. Lo que se ve como perspectiva son algunas experiencias en distintas partes del planeta donde los mismos pueblos se han hecho cargo de sus territorios, los defienden. Aunque parezca sólo una reivindicación de culturas ancestrales, demuestra al mismo tiempo la emergencia de esas culturas como algo moderno, un reclamo en el sentido de que si el capitalismo ha demostrado que no puede garantizar ni el bienestar ni la vida, nosotros debemos retomar nuestro proceso enfrentando a esos grandes poderes. Hay luchas para que no se privaticen lagos, selvas, o cambien modos de uso de los territorios, a través de relaciones políticas diferentes a las que ofrece el sistema de poder y de cuestionamiento del sistema político en términos generales, de lucha contra los partidos políticos. Porque no hay manera con esta estructura política y económica de apreciar mejores condiciones.

Los partidos no han tenido ninguna sensibilidad con respecto a estos problemas. Los partidos están en otra pelea que no tiene nada que ver con este camino que está tomando la sociedad y por eso han sido tan cuestionados. Es una lucha muy difícil porque el poder es muy grande, tiene muchas posibilidades y arrasa. El mismo despliegue militar lo demuestra: no están dispuestos a negociar las condiciones, pero los pueblos tampoco. Es una lucha contracultural en el sentido de que cuestiona esta concepción tecnologizante de apropiación de la naturaleza.

¿Queda en el aire entonces el interrogante de cómo establecer medidas generales que apuntalen las reivindicaciones para que no se pierdan en las particularidades?

Está empezando a ocurrir. Un indicio de avance es que luchas muy pequeñas que se dieron en lugares desconectados entre sí han empezado a encontrar modos de articularse, creando campañas, foros, espacios internacionales que reivindican usos diferentes de la naturaleza en general —y en particular del agua—, pero como un recurso necesario para la humanidad que debe ser peleado y defendido en esos términos. Hay una diversidad de propuestas pero, por lo menos, también hay un acuerdo mínimo en no dejar que contaminen el agua o que la roben. Con esos acuerdos generales se ha logrado echar atrás convenios con transnacionales para la explotación de recursos o se ha impedido que instalen bases militares en ciertos territorios. Es algo incipiente, una lucha nueva que surge después de 20 años de neoliberalismo, pero yo no sería pesimista, porque creo que es un momento muy fuerte de disputa civilizatoria en el que los pueblos están dando la pelea por organizar las sociedades de otra manera.

Cuando el poder se desvanece

Cuando el poder se desvanece

MEXICO 

Por: Gustavo Esteva

 

El poder político es una relación, no una cosa. Esa relación, que supone credibilidad y confianza, es el aglutinante de todo gobierno.

C. P. Snow preguntó a Mao qué se necesitaba para gobernar. "Un ejército popular, alimento suficiente y confianza del pueblo en sus gobernantes", respondió Mao. "Si sólo tuviera una de las tres cosas, ¿cuál preferiría?", preguntó Snow. "Puedo prescindir del ejército. La gente puede apretarse los cinturones por un tiempo. Pero sin su confianza no es posible gobernar".

Por algún tiempo más Ulises Ruiz podría seguir abusando de la paciencia del pueblo oaxaqueño. Pero ya nunca podrá gobernarlo: ha perdido su confianza.

Oaxaca configura así un ejemplo extremo del extraño fenómeno del desvanecimiento del poder político. No es la forma más adecuada de la transición y plantea muchos riesgos, pero también está cuajada de oportunidades.

El poder se desvanece en México porque lo destruyen o desprecian las clases políticas que lo detentan, mientras la gente les retira su confianza.

Pocos podrían sostener públicamente, en México, la postura de un subordinado del presidente Bush: "No tengo nada contra el gobierno. Sólo quiero reducirlo a un tamaño en que pueda echarlo por el excusado y jalar la palanca". Pero muchos funcionarios de administraciones recientes comparten esa actitud. Disuelven sistemáticamente los aparatos del Estado y las funciones a que corresponden. A veces operan abiertamente la demolición, como en el caso de Conasupo o las privatizaciones. Otras veces es subrepticia. Como no pudo vender Pemex, Fox buscó llevarla a la quiebra. Falló también en eso, pero avanzó bastante por ese camino. Pemex logró este año una doble marca histórica: los más altos ingresos y las más bajas inversiones. Su deuda es ya insoportable.

Para destruir el poder que les queda las clases políticas desertan de la función pública y desafían la voluntad mayoritaria. No hay mejor ejemplo que la reforma constitucional en materia indígena. A pesar de un apoyo público sin precedentes, el gobierno federal no hizo honor a su firma, el Congreso aprobó una contrarreforma y la Suprema Corte se lavó las manos. Los tres poderes constituidos incumplieron su función.

Las resoluciones del Trife sobre Oaxaca y la elección presidencial entraron ya con honores al museo del horror de la cultural judicial mexicana. En los dos casos reconoció el cochinero. En el primero se lavó olímpicamente las manos: adujo, contra su propia jurisprudencia, que no debía inmiscuirse en la elección que hizo gobernador ilegítimo a Ulises Ruiz. En la elección presidencial tuvo que realizar innumerables contorsiones para disimular la contradicción: reconocer las causales de nulidad y negarlas, renunciando así a su función pública.

El Senado incumple su obligación al negarse a certificar la desaparición de poderes en Oaxaca. No puede siquiera designar una comisión que examine la situación.

El desvanecimiento del poder político aviva la amenaza de represión. Existe el prejuicio de que la gobernabilidad puede crearse o restablecerse recurriendo al monopolio estatal de la violencia. Es un equívoco propio de aficionados.

Dos hombres de inmenso poder, Mao y Napoleón, lo sabían por experiencia. Mao prefería la confianza al ejército. Napoleón fue más contundente: "Las bayonetas sirven para muchas cosas, pero no para sentarse en ellas". Descalificaba así a los aprendices de dictador que pretendían gobernar con el ejército o la policía. Las armas pueden hacer mucho daño, hasta destruir un país -como acaba de verse en Irak o Líbano-, pero con ellas no se puede gobernar.

La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca ha resistido sabiamente la tentación de intentar el asalto al poder. Se apega a otras tradiciones, que emanan de las comunidades indias. Genera cotidianamente nuevas formas de relación entre la gente y quienes coordinan por ahora los empeños colectivos. No intenta encaramarse al sitio de quien abusó del poder para cometer todo género de tropelías irracionales. Busca fortalecer el sólido tejido social de los oaxaqueños y hacer valer su dignidad y autonomía. Tipifica así el momento que hoy caracteriza a los movimientos populares. En vez de la fallida tradición de tomar el poder, reproduciendo estructuras de dominación, los bandos de buen gobierno y las proclamas de la APPO son apelaciones ciudadanas a hombres libres y dignos que están enfrentando con ingenio sorprendente, valentía inmensa y una notable sensatez circunstancias de enorme complejidad. Se trata de reconstruir la sociedad desde su base, generando nuevas relaciones sociales.

Como dicen los zapatistas, cambiar el mundo es muy difícil, si no imposible. Una actitud pragmática exige construir un nuevo mundo. De eso se ocupan hoy los oaxaqueños.

Leonardo Boff: la autodestrucción del planeta

Leonardo Boff: la autodestrucción del planeta

BRASIL 

Por: Sergio Ferrari

Difícil imaginar que a sus 67 años y con toda una exuberante historia personal de reflexión y práctica haga concesiones. Ni a la situación política brasilera, ni a la gestión de su amigo Lula, ni a las limitaciones propias de un tibio proceso de reformas en marcha. Leonardo Boff, teólogo franciscano y militante social desde décadas, tampoco reduce su mirada a las fronteras de Brasil. Para él, en su visión global del hombre y la naturaleza, todo tiene su lugar y su importancia. Desde cada paso de la construcción cotidiana del movimiento popular, hasta la denuncia de un sistema mundial hegemónico que conduce irremediablemente a la autodestrucción del planeta. Y no duda, incluso, en lanzar un grito de alarma: "¿No habrá acaso llegado el momento de desaparecer y dejar la tierra libre de ese cáncer que somos nosotros?"P: ¿Cómo ve la experiencia de Lula? R: Fui uno de los más entusiastas cuando se dio la elección de Lula. Escribí más de diez artículos sobre la revolución brasileña que sería inaugurada por él. Fue mi ilusión y desilusión. Tuve que confrontarme al "realismo" de la política de lo posible en el cuadro histórico en que se mueve la sociedad brasileña. Nunca hay que olvidar que estamos sentados sobre el pasado colonial; sobre el genocidio de los indígenas -eran seis millones cuando vinieron los portugueses, hoy son apenas ochocientos mil-; sobre el esclavismo (doce millones de negros fueron arrancados violentamente de África y traídos a Brasil y hoy son sesenta millones de afro descendientes); y sobre una elite que tiene, según datos del Banco Mundial, los más altos niveles de acumulación del mundo. Un rico común en Brasil es mucho más rico que un inglés o un norteamericano. Al lado de todo esto, existe una masa enorme de "empobrecidos" que sólo a partir de la mitad del siglo pasado logró organizarse en movimientos sociales y sindicatos libres, que fueron acompañados por sectores importantes de la Iglesia Católica. Que inventó y promovió las comunidades de base y las pastorales sociales de la tierra, techo, salud, educación, derechos de los pobres y otras iniciativas similares. Cambiar esta realidad histórica tan condicionante exigiría una revolución. Lula, a mi juicio, no tenía la conciencia suficientemente clara de su misión histórica. Su preocupación inicial fue la de salvar al país de un desastre económico inminente en detrimento de las grandes reformas estructurales que podrían, éstas sí, salvar la nación del desastre. Se desperdició una oportunidad. Él pertenece a la parte más izquierda del sistema imperante, pero no deja de ser un elemento del sistema. Por eso los grandes organismos económicos mundiales y los principales Jefes de Estado están tan felices con él. Se pospuso la tan temida revolución desde la periferia... "SE DESCOLGÓ DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES"P: ¿Esta reflexión implica un balance más negativo que positivo?R: A pesar de estos límites, Lula ha hecho lo que ningún gobierno antes había intentado: dar mucho más énfasis a los temas sociales. En esa esfera, de hecho, el gobierno fue innovador con la "Bolsa de Familia"; "Luz para todos"; el apoyo a la agricultura familiar y otros proyectos sociales. Con estos planes se han beneficiado cerca de once millones de familias lo que equivale a unas cuarenta millones de personas. Pero hay que ver este avance en el contexto de la política global. Mientras transfiere diez mil millones de reales - un dólar equivale a 2,12 reales- a los proyectos sociales, otorga ciento cuarenta mil millones de reales al sistema financiero que le presta el dinero necesario para llevar adelante su política y le permite pagar las cuentas gubernamentales. Esta contradicción es dolorosa y muestra como la macroeconomía neoliberal sigue chupando la sangre del pueblo, mientras selectivamente atiende sólo las exigencias de una pequeña porción de la población. Así los operadores de la macroeconomía tranquilizan su mala conciencia, y al mismo tiempo Lula se muestra fiel a algunas raíces de su biografía personal. P: Saliendo del plano estrictamente brasilero y teniendo en cuenta las enormes expectativas que el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) creó en amplios sectores del continente ¿En qué medida una experiencia de esta naturaleza fortalece o debilita al movimiento social en su conjunto, en sus apuestas estratégicas de cambio? R: A mi juicio, una de las limitaciones del gobierno Lula fue descolgarse de los movimientos sociales que eran su base real de sustentación y apoyo. Prefirió optar por una base de apoyo parlamentaria articulada con partidos que no tenían nada que ver con el ideario del PT. Hay que reconocer que Lula no criminalizó a los movimientos sociales como se hacía sistemáticamente antes, aunque no les dio la importancia que les correspondía porque consideraba que ya estaban de su lado. Entre ellos hay mucha decepción y hasta rabia. Pero tienen inteligencia política. Dicen: "Lula es nuestro, viene de nuestro lado, conoce nuestras tribulaciones". Por más errores que haya cometido no vamos a entregarlo a la burguesía. Al revés, vamos a presionarlo para que se reconvierta a sus antiguos sueños y como el hijo pródigo del Evangelio redescubra el camino de vuelta hacia los movimientos sociales. Votarán por Lula pero con el propósito de cobrarle las antiguas promesas y de algún modo, atenuar o cambiar la propuesta macroeconómica del Gobierno. P: Un balance tan mitigado de la parte de los actores y movimientos sociales, nos confrontan a la pregunta de fondo sobre la viabilidad de cambios profundos en Latinoamérica el marco de un sistema de democracia formal parlamentaria...R: Objetivamente lo que se necesita es una revolución. Pero sabemos que el tiempo de las revoluciones clásicas ha pasado. Es decir, la revolución posible en el cuadro globalizado de la política mundial bajo el imperio norteamericano implica meter, lentamente, cuñas en las brechas del sistema. Esto lo ha entendido el presidente de Argentina Néstor Kirchner. No ha dicho al sistema financiero mundial y a Bush: "no voy a pagar la deuda". Lo que constituiría un atentado contra el sistema y su lógica. Ha dicho: "yo pago. Pero por cada dólar pagaré solamente diez centavos". Y tuvieron que contentarse con esto. Lula tenía mucha más autoridad moral para hacer algo parecido y quizás, incluso, más radical. Pero le faltó valentía, la capacidad de captar la potencialidad de una situación y actuar en correlato con determinación. Fue otra ocasión desperdiciada. Ahora tenemos que contentarnos con reformas que alivian los problemas, perpetuándolos, sin cambiar la estructura de base, lo que significaría una revolución o el comienzo de la misma. "JUAN PABLO II DECAPITÓ A LOS PROFETAS"P: ¿Los teólogos progresistas, la iglesia de avanzada, tienen en esta etapa una palabra/reflexión profética para relanzar la esperanza en Brasil? ¿Qué habría realmente que inventar en esta etapa para alentar la esperanza?R: La actuación conservadora del Papa Juan Pablo II ha decapitado a los profetas. Para la política en América Latina, es decir, para la práctica de la Iglesia en la sociedad y su enraizamiento popular, ese papado fue un flagelo. Otra cosa hubiera sido si el Papa hubiera tenido una mínima iluminación espiritual y una sensibilidad pastoral hacia la pasión dolorosa del pueblo latinoamericano, cristiano y explotado. Si hubiera apoyado a las comunidades eclesiales de base - y la dimensión liberadora de la fe con su reflexión llamada teología de la liberación-, sustentándolas en las conferencias nacionales de obispos en vez de someterlas a pesada vigilancia llevándolas hasta, en algunos casos, a una verdadera desmoralización. Si todo hubiera sido de otra manera, diversa sería la situación política de América Latina. Su ceguera anticomunista le ha impedido ver lo nuevo que nacía en esta parte del continente que no tenía nada a ver con el marxismo pero sí mucho que ver con una alternativa viable al capitalismo salvaje imperante. Por lo tanto, otra ocasión desperdiciada. Vivimos en los últimos veinte años pérdidas irreparables y un invierno espiritual implacable. Recién comenzamos a rehacernos. Surgen algunos profetas y se reaniman las comunidades, no por contar con el apoyo de Roma, sino por que quieren dar una respuesta apropiada, desde el Evangelio, a la miseria a la que están sometidos tantos millones de seres humanos. P: La experiencia brasilera actual nos indica un cierto agotamiento de las formas tradiciones de hacer política. O de la política como mecanismo "tradicional". ¿Desde dónde habría que destrabar y superar este freno?R: Es voz corriente que la forma de representación social mediante los partidos está absolutamente obsoleta. Es engañadora y permite la reproducción de las condiciones de desigualdad y de injusticia social. La convicción que crece en los movimientos sociales como los "Sin Tierra", que acompaño, es que este tipo de democracia es buena para mantener la situación, pero inadecuada para hacer los cambios necesarios que respondan a las demandas fundamentales del pueblo. Lo que se está pensando es dar un carácter político a los movimientos sociales que hasta ahora tenían apenas un perfil social. Es decir, transformar el poder social acumulado en un poder político por encima de los partidos o atravesando los partidos; creando articulaciones con sectores de partidos que se propongan cambios sustanciales en la sociedad. Esta iniciativa está madurando en varios movimientos sociales en Brasil y ya se están articulando en este sentido para, eventualmente, hacer su aparición oficial aún en estas elecciones presidenciales de octubre. Yo no sé cual es el camino. Pero estoy convencido que el mismo se hace caminando."O CAMBIAMOS O MORIMOS COMO ESPECIE" P: Al mismo tiempo que "se desperdician oportunidades", los grandes poderes económicos no dudan ni un segundo. Las grandes empresas transnacionales avanzan, masacran especies y biodiversidad. ¿No es casi dramática esta complementación entre gestión política decepcionante y destrucción abusiva cotidiana del planeta?R: Este es un tema que me ha ocupado bastante en los últimos años, escribiendo, hablando, intentando influenciar políticamente sectores del gobierno Lula. A excepción de la ministra del Medio Ambiente, Marina Silva, que piensa como nosotros, este discurso es considerado como de locos en una sociedad pretendidamente de bien pensantes. Todos hablan de crecimiento. Lula es el que más habla. Todos los administradores del mundo, desde los Gobiernos hasta las corporaciones más sencillas se proponen crecer más y más. Infeliz del país que no presente porcentajes importantes de crecimiento cada año. Pero este objetivo es suicida. La Tierra no aguanta el tipo de producción y consumo que supone y que propone explotar sistemáticamente todos los recursos disponibles de la naturaleza. China e India van a hundir la humanidad, por que son como una esponja que chupa todos los recursos posibles del planeta. Y ambos tienen una clase media de trescientos millones de personas -equivalente a toda población de Europa- que quiere consumir a la occidental. Esta lógica nos lleva al abismo. No soy yo quien lo dice. Sino los grandes nombres de la ecología, de la astrofísica como el astrónomo inglés Martin Rees, en su libro "La hora final", o el promotor de la teoría Gaia, James Lovelock, en su reciente libro "La venganza de Gaia". Ellos nos anuncian escenarios dramáticos para los próximos años. Estoy convencido de la teoría que dice que el ser humano no aprende nada de la historia pero que aprende todo del sufrimiento. Esto es trágico pero parece ser el camino infalible del aprendizaje. O cambiamos, o morimos como especie. P: La tierra en crisis, amenazada por un sistema. ¿De dónde vendrán las fuerzas para poder estructurar una propuesta alternativa diferente para frenar esa tendencia?R: Pienso que la crisis es tan global que ya no funcionan políticas convencionales ni extraordinarias. Solamente una coalición de fuerzas basadas en una ética mínima fundamental, en otros valores que pongan la vida, la Tierra, la humanidad y la naturaleza en el centro. Esta coalición podrá ofrecer una alternativa que nos pueda salvar. Cada año desaparecen, naturalmente, en el proceso de la evolución, trescientas especies de seres vivos. Con la agresión sistemática de los humanos desaparecen cerca de tres mil. Esto equivale a una verdadera devastación.Pregunto: ¿será que no ha llegado el momento de desaparecer y dejar la tierra libre de este cáncer que somos nosotros y permitir que siga el proceso de la evolución con la aparición de otras formas de vida y con otro sentido de cooperación de todos con todos? Ya que el espíritu y la conciencia están primero en el cosmos y solamente después en nosotros, esta desaparición de la especie humana no sería una tragedia absoluta. Dentro del proceso de la evolución, el principio de inteligibilidad y amor reaparecerían en seres complejos y de un orden más alto. Espero que con mas compasión y ternura que nuestra especie... P: Sigue siendo la vida de la tierra uno de tus temas principales de reflexión ¿Se sigue sintiendo sobre todo teólogo o "simple enfermero" de la Pachamama?R: Las religiones pueden tener una función pedagógica muy grande en le proceso de respeto, salvaguardia y veneración de lo creado. Todas ellas dan centralidad a la vida. Más que hablar de naturaleza, hablan de creación que salió de las manos del Creador. Ellas pueden educar a las personas a cuidar de esta herencia que nos fue entregada por Dios. Debemos comprendernos, y esto está en el capítulo segundo del Génesis - como jardineros y cuidadores del Jardín del Edén. Esta es nuestra misión: cuidar, regenerar lo dañado y permitir que todos puedan convivir. Mejor aún: no permitir que la selección natural que privilegia los más aptos y fuertes prevalezca en el proceso de evolución. Nuestra misión debe ser la de salvar los débiles, permitir que sigan dentro del proceso que ya tiene por lo menos 13 mil millones de años de existencia. El propósito de la evolución no se resume en privilegiar a los más fuertes, sino en permitir que cada ser, también los débiles, muestren nuevas posibilidades de la naturaleza, revelen dimensiones nuevas que vienen del Abismo alimentador del Todo (el vacío cuántico como lo llaman los cosmólogos) y que yo prefiero llamar la Fuente originaria de todo el ser, en una palabra, la reverencia o Dios.

México y Colombia: Los puntales del fascismo en América Latina

México y Colombia: Los puntales del fascismo en América Latina Por: Fermín Hurtado La imposición de Felipe Calderón como nuevo presidente de México, así como la reciente reelección del paraco Álvaro Uribe Vélez en Colombia, son ejemplos fehacientes del proceso de fascistización por el que atraviesa Nuestra América, como respuesta de las oligarquías locales y el imperialismo estadounidense a los diferentes procesos democráticos, patrióticos y revolucionarios que avanzan en nuestro continente, así como a la creciente crisis estructural del capitalismo a nivel mundial.Brutal resulta esta crisis, que se manifiesta en los ámbitos económico, social, ecológico, cultural y político y, que para el caso latinoamericano, se traduce en una confrontación aguda entre explotados y explotadores. De ahí que las oligarquías recurran al fascismo y al terrorismo de Estado como políticas oficiales que les permitan seguir ostentando el poder y no perder sus magnos privilegios.Jorge Dimítrov, gran dirigente búlgaro del movimiento comunista, reflexionó ampliamente sobre el fascismo a principios del siglo XX, aportando valiosos conocimientos a la clase trabajadora y a los pueblos del mundo –aún vigentes hasta nuestros días- sobre este fenómeno característico de la burguesía y las oligarquías. En el marco del VII Congreso de la Internacional Comunista, celebrado en 1935, Dimítrov afirmo que: “bajo las condiciones de la profundísima crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general de capitalismo, de la revolucionarización de las masas trabajadoras, el fascismo ha pasado a la ofensiva. La burguesía dominante busca cada vez más su salvación en el fascismo para llevar a cabo medidas excepcionales de expoliación contra los trabajadores, para preparar una guerra imperialista de rapiña, (…) para preparar la esclavización, (…) e impedir, por medio de todo esto, la revolución.“Los imperialistas intentan descargar todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Para esto necesitan el fascismo.“Tratan de resolver el problema de los mercados mediante la esclavización de los pueblos débiles, mediante el aumento de la opresión colonial y un nuevo reparto del mundo por la vía de la guerra. Para esto necesitan el fascismo”.Cuánta razón y vigencia hay en las palabras de Dimítrov. En este sentido, la experiencia latinoamericana y caribeña de los últimos 20 años ha sido la del neoliberalismo, impuesto a sangre y fuego, sobre la base de un capitalismo subdesarrollado y dependiente… sin duda una combinación catastrófica.El capitalismo neoliberal ha incrementado y acelerado las contradicciones de clase, depositando la enorme riqueza de nuestros países en unas cuantas personas y sumiendo a la gran mayoría en la más extrema pobreza. Esta situación calamitosa ha orillado a nuestros pueblos a levantarse y luchar de diversas maneras contra los responsables de tanta injusticia. Países como Argentina, Bolivia y Ecuador, donde los pueblos mediante la organización y la movilización han logrado derrocar presidentes, son claros ejemplos.Ante tal situación las oligarquías latinoamericanas, siempre bajo la directriz yanqui, han desarrollado dos tipos de regímenes para gobernar:1.       Gobiernos socialdemócratas con presidentes de supuesta “izquierda”. Regimenes neoliberales con rostro amable que en realidad cumplen una función de paliativo y contención ante el enorme descontento popular y que mantiene intactos los problemas estructurales que aquejan a nuestros pueblos. 2.       Gobiernos de clara y abierta filiación fascista, caracterizados por ser sanguinarios y brutales, y por privilegiar el uso de la represión, la guerra sucia y le terrorismo de Estado para frenar el avance de las fuerzas democráticas y revolucionarias de nuestro continente. Indiscutiblemente ubicamos a Colombia y México dentro del segundo rubro.Colombia lleva 4 años sumida en el terror del fascismo más descarado y desarrollado de Latinoamérica; en México, después del pasado 2 de julio, fecha en que se llevaron a cabo elecciones presidenciales, se disputó la posibilidad de llevar al poder a un supuesto gobierno de izquierda -encabezado por Andrés Manuel López Obrador- y la de profundizar con un gobierno de ultraderecha, fascista, presidido por Felipe Calderón. Se ha impuesto lo segundo.El panorama que se vislumbra con Calderón y Uribe gobernando México y Colombia respectivamente, no es nada alentador; por el contrario, se prevé una descomposición mucho mayor en la vida política y social de las dos naciones hermanas.El paraco Álvaro Uribe, pocos días después del 2 de julio, ya se regocijaba y felicitaba a Felipe Calderón (mejor conocido en México como FECAL) mediante una llamada telefónica al espurio “presidente electo”, a sabiendas de los graves cuestionamientos que pesan sobre Calderón y el reciente proceso electoral mexicano. En este sentido, nadie acusó al paraco Uribe de entrometerse en los asuntos internos de México, como sí se ha hecho con el presidente venezolano Hugo Chávez, quien desde una digna y consecuente posición se ha pronunciado por desconocer al fraudulento nuevo presidente.A mediados de septiembre los principales asesores de Felipe Calderón se reunieron en Canadá con representantes de las corporaciones y del estamento militar estadounidense con la intención de profundizar la llamada “integración de América del Norte” (¡todavía más!!?), así como para asegurar una zona de abasto petrolero para la economía yanqui. Queda anunciada, con este encuentro entre el equipo de FECAL y los yanquis, la total privatización y entrega de la industria petrolera mexicana, nacionalizada por el General Lázaro Cárdenas en 1938.El pasado 25 de septiembre, Felipe Calderón anunció su próxima gira latinoamericana. Comenzará a principios de octubre, y en su agenda figura como prioridad el encuentro con el paraco Uribe. FECAL pisará tierras bolivarianas, donde seguramente confabulará con el fascismo colombiano con el objetivo de adelantar el Plan Puebla Panamá (ahora mejor conocido como Plan Puebla Colombia) y afinar mecanismos de colaboración en materia de contrainsurgencia e inteligencia.Un nuevo refuerzo para George W. Bush, con mayor vocación proyanqui y fascista que su antecesor Vicente Fox, tomará el poder en México.El paraco Uribe y FECAL, los dos alfiles de Mister Diablo, ya se aprestan a combatir a nuestros pueblos en nombre del capital y la propiedad privada: el fascismo su doctrina y directriz.

Concretar y hacer realidad el objetivo de unificar las luchas y los pueblos de Nuestra América se hace imprescindible y urgente. Hoy es tarea y ocupación de primer orden para los luchadores sociales y revolucionarios de Latinoamérica combatir con determinación y coraje al fascismo.

Cómo la industria de la celulosa intenta manejar la resistecia a sus planes.

Cómo la industria de la celulosa intenta manejar la resistecia a sus planes.

URUGUAY 

 

Por: Larry Lohmann 

 


En función de su escala extremadamente grande, las fábricas de celulosa necesitan simplificar bajo una autoridad central no solamente los paisajes, la diversidad biológica y la diversidad genética, sino también los sistemas políticos. El enorme tamaño de las fábricas y de los paisajes que reorganizan a su alrededor implica que para sobrevivir tienen la necesidad de permanentemente atraer subsidios, estimular la demanda y, sobre todo, controlar la resistencia que les presenta tanto la gente común como el propio ambiente.

Allí donde la oposición no desafía los intereses fundamentales de la industria de la celulosa y el papel, la misma intentará contenerla a través de una redistribución interna de sus recursos de diversas formas, aliviando tensiones en un área a través de su disminución en otra. Por ejemplo, intentará:
- Comprar a quienes se resisten o intentar demostrarles como sus preocupaciones pueden ser “atendidas” dentro del sistema industrial, a través de, por ejemplo, sobornos, esquemas de plantaciones por contrato o promesas de “desarrollo económico”.

- Asegurar que quienes se resisten sean aplastados por la fuerza, bajo la premisa de que estén aislados, que sean pocos, que estén mal coordinados, que estén fuera de la vista del público y que el gobierno entienda que es de su interés sufragar los gastos militares resultantes.

- Insistir en discutir los asuntos en público solo en el idioma de la economía ortodoxa y de la “demanda global” y no en los lenguajes de los productores rurales comunes o de la política.

- Ceder a ciertas demandas de los oponentes, cuando no se los puede comprar o disuadir para que modifiquen sus demandas, si es difícil suprimirlos o si los intereses industriales subsisten relativamente intactos. La industria papelera de Japón, por ejemplo, ha tenido simplemente que aceptar la resistencia ambientalista a la explotación de las tierras del oeste norteamericano y trasladar su búsqueda de materia prima a otra parte. En el mismo sentido, la industria occidental está lentamente capitulando frente a la oposición al uso de cloro en el tratamiento de la celulosa, y encuentra fácil ceder a las demandas de mayor reciclaje dado que hace tiempo que está acostumbrada a utilizar el papel de desecho como materia prima.

Otros tipos de oposición

Sin embargo, hay tipos de oposición que representan un peligro mayor. Ninguna corporación papelera posee los recursos para adecuarse a la caída de la demanda de todos sus productos ni, en caso de tener que enfrentarse a una oposición a las plantaciones por parte de comunidades en amplias áreas del Sur, poder comprar esa oposición en todos los lugares donde surge, o aplastarla totalmente, o trasladar su búsqueda de materia prima a otro planeta.

 


Estos desafíos, frente a los cuales la industria no puede ni adecuarse ni aplastarlos, son enfrentados inteligentemente aplicando la vieja estrategia de “divide y reinarás”. Dejando de lado los intentos de conciliación o de borrar del mapa a aquellos grupos con los cuales tiene conflictos irreconciliables a nivel de base, la industria concentra, por el contrario, su atención en mantener a estos grupos divididos de potenciales aliados en las burocracias y en las clases medias urbanas y de los países del norte.

Es así que los sectores vinculados a la celulosa y el papel en Indonesia y otros países han recurrido a la represión y los abusos en su país, mientras que contratan firmas de relaciones públicas como la estadounidense Burson Marsteller para presentar un panorama mejor a sus clientes y a los legisladores de Occidente, así como para infiltrar, socavar y monitorear a los grupos ambientalistas occidentales. Las firmas de relaciones públicas contratadas por la industria intentan marginalizar como “radicales” o “irresponsables” a los movimientos por la reducción del consumo de papel en Occidente.

"Los árboles son buenos"


Hace algunos años, O. Fernández Carro y Robert A. Wilson, ejecutivos de Arjo Wiggins Appleton, sintetizaron estas estrategias al instar a sus colegas a no apuntar a la “oposición aparente” si hacerlo implica “olvidar a las amplias masas entre ambos bandos: el público”, a no “responder a la agenda cambiante de otros” sino a “elaborar la agenda y volver difusos los temas negativos”. La política, continuaban, “proporciona el empaquetado y el vehículo para alcanzar los objetivos de la industria. El éxito se mide por la libertad de plantar cultivos para fibra, tomando en consideración la suma total de todas las fuerzas políticas (en su más amplia acepción). Hay dos elementos en el subsistema político [dentro de la totalidad del sistema de calidad de la silvicultura industrial]: el mensaje y el objetivo. El mensaje debe ser corto, no técnico, y básico: por ejemplo, ‘Los árboles son buenos. Se necesitan más árboles, no menos’. Nuestro objetivo debe ser el de crear y movernos dentro de un círculo siempre creciente de opinión pública favorable”.

Además del mensaje “los árboles son buenos”, muchos otros “mensajes” hipersimplificados han demostrado ser útiles para la industria de la celulosa y el papel en su estrategia de “divide y reinarás”:

- Que la demanda de papel aumente indefinidamente es, o bien inevitable, o deseable, o ambas cosas.

- La demanda de papel no proviene de algunos grupos, clases o sociedades en particular, sino del “mundo” o de “la nación” como un todo, a los que entonces se otorga un estatus moral superior al de la población local que defiende su tierra y su agua. Esta idea ayuda a aprobar subsidios para la industria que transversalizan regiones y clases, y también para justificar grandes desalojos forzados.

- Las plantaciones de árboles para celulosa constituyen un uso económicamente productivo de tierras desocupadas y degradadas. Este “mensaje” es efectivo solo entre ambientalistas que no conocen la forma de pensar y la práctica de la industria a nivel local. Como lo señalaran el Banco Asiático de Desarrollo y Shell International, la industria no está particularmente interesada en tierras degradadas. Lo que requiere, en cambio, es la existencia de porciones contiguas de “tierra adecuada para tasas de crecimiento biológico superiores para las especies que el mercado quiere” así como “agua todo el año” y fácil acceso para el transporte. El mensaje tampoco puede ser usado con grupos que saben que lo que se considera “degradado” o “sin uso” depende en forma absoluta de quién esté hablando.

- La expansión de las plantaciones ayuda a hacer a los países subdesarrollados a volverse “autosuficientes” respecto del papel. Este “mensaje” puede ser útil cuando se trata de audiencias que no saben, por ejemplo, que la nueva capacidad de producción de celulosa de Indonesia y Brasil está dirigida en su mayor parte a la exportación, y que la “autosuficiencia” en uno u otro tipo de papel cuenta muy poco frente a las políticas comerciales liberales impulsadas por la propia industria, que impondrán la importación de celulosa y papel a cualquier país que no los produzca más baratos.

- Las plantaciones son hasta diez veces más productivas que los bosques naturales. Este “mensaje” define acotadamente la “productividad” como “productividad de árboles con valor de mercado para celulosa luego de dos o tres ciclos de crecimiento”. Solo resulta útil con audiencias que no saben que hay otras formas de “productividad” que son de mayor interés para las poblaciones locales, como la siembra de cultivos y el mantenimiento de las aguas superficiales y los bosques comunitarios.

- La promulgación de "directivas" para las plantaciones las hará “sustentables”. Este mensaje es atractivo principalmente para los académicos, tecnócratas y ambientalistas del Norte que desconocen o son indiferentes a lo que realmente sucede allí donde las plantaciones de celulosa, por ejemplo, han sido certificadas por el FSC.

Bloqueo de alianzas


Este tipo de “mensajes”, utilizados selectivamente, alientan la globalización de la industria de la celulosa y el papel, porque ayudan a bloquear las alianzas entre los grupos de base que luchan contra las plantaciones de monocultivo de árboles para celulosa y los grupos ambientalistas de otros lugares, particularmente en el Norte.

Sin embargo, lo inverso también es verdadero. Es solo el alcance global de la industria contemporánea de la pulpa y el papel –su capacidad de explotar la distancia espacial y cultural entre los residentes de las áreas rurales en las zonas de plantación y las intelectualidades de otra parte- lo que permite que se extiendan sus simplificaciones excesivas y sus falsedades para asegurar la aquiescencia al desarrollo de las plantaciones forestales industriales por parte de las bases de poder mayormente urbanas y del Norte.

Este apoyo es crucial, dado que un “mercado libre” en alza para la fibra de madera, la pulpa y el papel solo puede ser construido y coordinado si los subsidios otorgados a consultores, ingenieros forestales, agencias de cooperación y organizaciones no gubernamentales para promover las plantaciones, pueden ser justificados frente a un enorme y difuso público.

Usar este tipo de mistificaciones, sin embargo, es siempre apostar a que no serán expuestas a través de la coordinación internacional de los opositores a las plantaciones.

Fuente: Anotas - The Corner House.