Blogia

Tribuna de Análisis

Oaxaca insurgente.

Oaxaca insurgente.

El puebo de Oaxaca, Mexico, continúa resistiendo la represión y reclamando reformas sociales y económicas. 

CANDOMBE POR BORDABERRY “MIENTRAS SUENAN LOS TIMBALES”

CANDOMBE POR BORDABERRY “MIENTRAS SUENAN LOS TIMBALES”

(en memoria de Floreal García y todas las víctimas irredentas...)
 
                                   “se le dio vuelta la taba/
                                     la vejez lo derrotó...”
                                                  E.Cadícamo
 
se caía de podrido el veredicto...
 
nadie más
que sus hijos creía en su inocencia...
 
los demás
-sus amigos-
se limpiaban la culpa
se desmarcaban de las coautorías
se alejaban a prisa del leproso
huían como ratas  del barco que se hundía
30 años  después de encallar y callar
tantos años de lenta inexorable ruta
aguas abajo/ lodos abajo/ ciénagas abajo
donde van a morir
los lagartos añosos
los anfibios decrépitos
acabadas ya
la vergüenza / el oxígeno
y
la complicidad de los muy cómplices...
 
ni cóndor ni león
sólo lagarto
que no dio para saurio ni caimán
sólo lagarto
pobre diablo encerrado en su cueva de lagarto
pobre viejo tirado en un rincón de la sombra más negra...
 
ni los milicos lo aguantaron...
lo sacaron del forro
lo agarraron de la cola
y
lo tiraron
al desván de los trastos
al sótano más hondo de los desperdicios:
al descarte ­papá-
al más horrible descarte
el de la historia...
 
álguien
dijo que no
en medio de la amnesia más hipócrita
y
dijo no
para este viejo chanta
no para sus cadáveres furiosos
no para sus pecados de católico cínico
no para su peligrosa condición de criminal...
 
álguien vino a escupir el asado:
no más limpiadores de mugres presidenciales
ni mandaderos de los bien mandados
ni lavanderos de última generación
ni sirvientes bien pagos
ni pedritos  pródigos huérfanos de antemano
ni abogados dotores del terrorismo de estado...
 
 
ni olvido/ ni perdón
para este sátrapa
ni juicio público
ni prensa
sólo condena a secas
antes de que te linchen los fantasmas de tus asesinados...
 
cuál de esos dedos acusadores
apretará el gatillo...?
quién de ellos tendrá el privilegio
-el triste privilegio-
de pisarte la cola
aplastarte la cabeza
meterte en una jaula
y
exhibirte
como una lagartija desgraciada...?
 
pobre papá
tan viejo
venirle a tocar esto
pobre anciano
no hay paz  para tus huesos
no habrá paz
para tu nombre
ni
para tu descendencia
serán malditos de toda la memoria
tu estirpe/ tus delitos/ tu lesa humanidad
el indulto cobarde
que alguna vez  te regalaron tus peones lagartos
de ese charco de barro
la patria chiquitita
de los
malos  americanos
y
peores orientales
unos pocos mafiosos de la política sucia
presidentes de turno/ partiditos políticos
hacendados/ monseñores/ legisladores/ jueces/ generales/ periodistas
que te bancaron  la impunidad durante tantos años...
 
te habían dicho ­acaso- que este pueblo
se dejaba llevar como ovejas al matadero
sin balar / sin chistar
y
lo creíste...
por eso
ni siquiera
te fuiste/ te mudaste/ emigraste bien lejos
donde otros corderos
donde no se supiera de vos
ni de tus pecados mortales...
esos que no se pagan con avemarías ni con diezmos ni con cocardas en la rural del prado ...
 
nadie caga donde come
pero vos decidiste
quedarte
a comer/ a seguir comiendo
aquí
donde cagaste
a un pueblo entero
con tus desplantes
de patrón de estancia /de napoleón del campo
de pequeño monarca del crimen sin pagar...
 
creíste que era fácil ocultar tu tenebra
a los ojos tan miopes de tus conciudadanos...
pero
no todos son
tus correligionarios/ tus compinches
tus perdonavidas/ tus secuaces
tu pequeño porcentaje de opus dei......
 
quedan aún
ojos agudos
gatos
que miran y ven en la oscuridad
descubren/ investigan/ averiguan
desempolvan papeles testimonios
declaraciones documentos cartas
pistas dejadas al azar/ fortuitas pruebas
arrepentidas omertades/ lealtades caducadas
a la luz del temor  a la verdad inevitable...
 
fuiste quedando
solo
abandonado/ octogenario
desahuciado
paria
patético señor de un feudo mínimo
pater familia de unos guardaespaldas
padrenuestro de unos patovicas
tan poco convencidos como yo
de tu inocencia...
 
ya no te crée nadie
no te acompaña nadie
no te defiende nadie
no sos  nadie
más que un triste capítulo
de una basura barrida bajo la alfombra
por tus capataces arrepentidos/ tus sirvientes desprolijos...
hasta que vino
álguien
-muchos-
en nombre de tus víctimas
a limpiar en serio
a ventilar la casa
a ordenar el quilombo
a hacer de tripas corazón
a hacer justicia  de verdad
y
a dejarse de joder...
 
aquí
el único que ladra
es el gato
...
y
te tocó perder...
 
te extrañarán
la oligarquía vacuna/ el obispado
la misa de la matriz/ los colegios privados
los frigoríficos
tal vez tus nietos
y
nadie más...
 
(mientras suenan los timbales
mientras los tamboriles llaman a un gran candombe popular
tu anciana fofedad tiembla de miedo
en estertores de decapitado
y
tu cabeza condenada sangra
clavada en una pica
en plaza Libertad
o
en un campo baldío de Soca...
 
miguel angel olivera / 16 de noviembre 2006

Harold Pinter: Sí por Cuba

Harold Pinter: Sí por Cuba

El dramaturgo y poeta británico Harold Pinter suscribió ayer viernes la declaración La soberanía de Cuba debe ser respetada, que exige a las autoridades norteamericanas deponer sus afanes agresivos contra la Isla.

Dado a conocer el último lunes, el documento había sido respaldado hasta ayer por más de 9 200 firmas de prestigiosos intelectuales de 74 países. Pinter, ganador del Premio Nobel de Literatura en el 2005, comparte su rúbrica con otras personalidades merecedoras de ese lauro universalmente reconocido como los sudafricanos Nadine Gordimer y Desmond Tutu, el nigeriano Wole Soyinka, el portugués José Saramago, la guatemalteca Rigoberta Menchú, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, el ruso Zhores Alfiorov y el italiano Darío Fo.

Frente a "la amenaza creciente contra la integridad de una nación, la paz y la seguridad en América Latina y el mundo", latente en caso de que los planes urdidos por la Casa Blanca en contubernio con la mafia anticubana, protegida por Estados Unidos, alcancen a Cuba, se pronunciaron también en las últimas horas el Primado de la Iglesia Anglicana, Andrew Hutchison, y la destacada activista social maliense, Aminata Traeré.

En España, donde un importante sector de la intelectualidad suscribió desde un primer momento la declaración, otras destacadas personalidades manifestaron su adhesión al conocer el texto, entre ellas el escritor y economista José Luis Sanpedro, la novelista Almudena Grandes, el poeta Luis García Montero y el cineasta Benito Zambrano, director de Habana Blues.

Desde la colombiana Medellín, el director del Festival Internacional de Poesía de esa ciudad, Fernando Rendón, expresó a Prensa Latina su satisfacción por el respaldo del documento por parte de poetas de 70 países.

Destacó que "Cuba se proyecta como un símbolo poético porque con ella se ha luchado por la libertad de los pueblos, tal y como lo hacen la mayoría de los poetas en el mundo con sus versos". (P. de la H.)

Isabel Sarli: La verdadera historia de la morocha

Isabel Sarli:  La verdadera historia de la morocha

Más allá del mito que ella construyó dentro y fuera del set, esta es el Coca Sarli, un mito con escote. 

Toma 1: Isabel en la ducha. Isabel tirada en el pasto. Isabel bajándose el escote. Isabel acariciándose los pechos. Isabel violada por una docena de hombres. Isabel golpeada por su marido... Isabel Sarli entregada a la mirada astuta del director de cine Armando Bó, para quien protagonizó veintiocho películas en las que aparece maravillosa y definitivamente desnuda.

Su primer filme, Un trueno entre las hojas, resultó un viaje iniciático para las fantasías de los jóvenes –y no tanto– de fines de los 50. “No nos dejemos emborrachar por ella, una mujer como ésa es peor que la muerte”, advierte uno de los personajes: Isabel deslizándose por el lago, Isabel da vueltas y brazadas, Isabel deja asomar sus pechos sobre la superficie del agua... Sarli fue la primera mujer en mostrarse de frente y sin ropas en la pantalla argentina. “Me habían bautizado ‘la higiénica’ porque siempre aparecía bañándome”, confiesa ella, risueña.

A principios de los 60, la edición norteamericana de la revista Playboy dedicó –hecho inédito hasta entonces– cuatro páginas a una figura no europea ni estadounidense: “La bella salvaje de las pampas” se titulaba la producción fotográfica en la que la Coca aparecía con el vestido desgarrado de Sabaleros, su segunda película. Ya se delineaba entonces lo que fue una constante en la filmografía Sarli-Bo: las funciones a sala llena, las críticas demoledoras de los especialistas y la censura.

Prácticamente todas las películas de la dupla sufrieron algún tipo de prohibición por atentar contra ”la moral y las buenas costumbres”. O los perseguía el Ente de Calificación Cinematográfica, o les iniciaban juicios penales, o el director pasaba el fin de semana encarcelado. "Y todo era por los desnudos de Isabel. ¿Se puede creer?. Ni que yo hubiera sido un degenerado –argumenta el director en Los filmes de Armando Bo con Isabel Sarli, de Jorge Abel Martin– ¡tengo familia, creo en Dios!. Siempre he dicho que desde la época de los griegos se exaltó la belleza del desnudo a través de la pintura, a través de la escultura. Si fuera por los acusadores argentinos, el David de Miguel Angel no podría estar en la plaza de Florencia”

Hubiera sido digno de alguna de sus películas el viaje en ascensor de Isabel con el integrante del Ente de Calificación Ramiro de la Fuente. La cabina era tan pequeña y el escote de ella tan inmenso que el censor no tuvo más remedio que fijar la mirada en ese abismo que tantas veces había podado con la tijera, según ella misma contó en un reportaje para la edición argentina de Playboy.

Para eludir a los censores debían cambiar los títulos y modificar las tomas. “Muchas escenas las teníamos que filmar dos veces –cuenta Isabel–. En Fiebre, por ejemplo, yo me tenía que tirar desnuda y revolcar en la alfalfa. Armando me decía: ‘Coca, vos ahora te sentís yegua. ¡Sos una yegua! ¡Tenés que comer alfalfa., vamos, comé alfalfa! ¡Las yeguas comen alfalfa!’. Esa era una versión. Después filmamos otra, para la Argentina, en la que yo me retorcía entre gasas blancas. Para la versión nacional yo era una señora desesperada entre tules. Para la versión exterior era una yegua que comía alfalfa”.

Las negociaciones, con cada nueva película eran largas y tediosas. Tanto que, durante la última dictadura militar, fue prohibida La insaciable, director y actriz iniciaron una huelga de hambre sentados en un banco en Plaza de Mayo hasta que el edecán presidencial los intimó a retirarse.

No menos irritantes les resultaban los comentarios negativos de los periodistas y los críticos. Una vez, el director se presentó sin aviso previo a un canal de televisión y se trenzó a cachetazos antes las cámaras con quienes, unos minutos antes, había hablado duramente de la Coca, un producto al que defendía con uñas y dientes.

Bó era impulsivo, furioso, directo. Y nunca dejó de sangrar por la herida.

Ese era Armando.

Esa es la Coca.

Toma 2: Isabel sola, alejada de las cámaras y recluida en su casa de Martínez. Isabel adopta decenas de animales (­papagayos, tortugas, perros, gatos) y a todos les da su apellido. Isabel habla, por la noche, con las dos estrellas desde donde brillan sus muertos más queridos: María Elena, su madre, y Armando, el amor ­ –repite– de su vida.

Sarli y Bo compartieron 25 años y cuatro meses de una relación que era un secreto a voces pero nunca fue oficializada, porque durante esos 25 años y cuatro meses el director de cine vivió con Teresa Machinandiarena, su legítima esposa, sus dos hijas María Inés y María

Jesús y su hijo Víctor, que fue también partenaire de la Coca en varias de las películas filmadas por su padre. En una, incluso, Armando y Víctor se disputan a la misma mujer en un relato que dispara la fantasía pecaminosa del incesto en el incosciente de los espectadores.

“Nosotros no tuvimos hijos porque a mí me hacía estremecer el dolor de las mujeres en los partos, que vi en el cine. Pero también porque él decía que no podía haber una sexy embarazada y que nuestros hijos eran las películas. Y tenía razón, ¿no? Porque yo tenía que trabajar, trabajar y trabajar”

La diva construyó la versión oficial de su propia vida.

Dice: que nunca fue a bailar, que no tuvo novios durante la adolescencia, que no aceptaba que los actores le dieran besos en la boca, que en las escenas de desnudos quedaba solo el personal indispensable, que fue durante el rodaje de La dama regresa –la película de Jorge Polaco que la devolvió al cine luego de más de diez años– cuando entró por primera vez a un hotel de alojamiento.

Dice también: que aceptó quedarse sin ropa porque lo único que le interesaba era hacer plata, que no quería que su mamá siguiera sacrificándose, que odia a su papá porque la abandonó, que se casó antes de los 20 con Ralph Heinlein, un señor de familia alemana, y que el matrimonio resultó un fracaso, pero que de eso prefiere no hablar

Es lo que repite, invariablemente, en cada uno de los reportajes que concede. El escote lo repite también.

Esa es la Coca

Toma 3: Isabel que regresa. Isabel de nuevo en un set de filmación. Isabel en el escenario de un teatro de revistas. Isabel protagonista de una campaña de ropa de moda. Isabel con escote, otra vez.

En 1996 Sarli aceptó protagonizar La dama regresa, la película de Jorge Polaco y a partir de entonces abandonó su papel de “dama de su casa” para actuar frente al público. “Isabel es una tramposa –hace un guiño el director, que es su amigo– ¿Es solamente una buena mujer que cuida gatos y perros? ¿Será una demagoga? Y si así lo fuera, ¿qué hay de malo? Lo importante es que conforma un personaje alrededor de su figura sin pedir nada prestado. Y eso pocas personas lo logran”.

En el filme, aparece –higiénica– en un jacuzzi, cubierta de espuma. Y cuentan que, al rodar otra de las escenas, en la cancha de Boca, le sugieron delicadamente que sacara pecho “Si estas lolas me hicieron famosa...¿por qué esconderlas?”

Según Polaco, la grandeza de esta estrella reside en “vivir cinematográficamente lo cotidiano”: Isabel baja por la escalera de su casa con tacos aguja. Isabel deja asomar un par de piernas hermosas. Isabel sostiene a un perro caniche en uno de sus brazos. Isabel mueve su antológica melena.

Sarli, que había sido modelo publicitaria antes de dedicarse al cine, fue recientemente tomada como figura para la campaña Americana al Sur de la firma de ropa Ona Saez, contra todos los preceptos del modelaje de los 90; ese ideal de cuerpos espigados, exageradamente flacos y compensados con cirugías y siliconas. “Isabel siempre transmitió autenticidad, rebeldía –sostiene Santiago Saez, responsable de la marca– Fue una vanguardista que con sus desnudos se adelantó todo lo que después sería la belleza femenina. Con las mujeres argentinas y, en general, con las sudamericanas, pasa lo mismo que con ella: a primera vista parecen un infierno y después aparece su sensibilidad”.

Una de las cosas que la Coca ya no dice es su edad. Pero si los archivos no mienten, Isabel filmó la primera película cuando tenía 21 años; a los 33 fue sucesivamente violada por una docena de empleados de un frigorífico en una secuencia ampliamente recordada de Carne y a los 44, hizo el último filme junto a Bó. Y su cuerpo podía, todavía, más.

En 1992 el cirujano Raúl Matera le extirpó un tumor cerebral. Y se recuperó. Ha engordado y envejecido un poco. Sin embargo ronda los 65 años, hizo temporada todo el verano en un teatro de revistas en Córdoba, y basta verla para darse cuenta que su cuerpo casi no se gasta, la sobrevive de impecable escote.

¿Quién es, entonces, la Coca?

                                      ..... .... .....

Hilda Isabel Gorrindo Tito –la Coca– nació morocha el 9 de julio de 1936, justo cuando los productores de cine comprendieron que la mujer tenía asistencia perfecta a las salas y en Estados Unidos comenzaba el reinado de las rubias de la Fox. (Shirley Temple, Sonja Henie, Alice Faye).

Las películas, los radioteatros y las novelas populares eran, por entonces, los tres pilares culturales de un sector femenino numéricamente importante en la Argentina. Producciones de ese universo paralelo, todavía difuso y ajeno a la crítica de los especialistas, que se volvió un fenómeno masivo incluso mientras era ignorado por la cultura consagrada y oficial: las historietas, las fotonovelas, las revistas de hobbies y divulgación, los cursos por correspondencia, las historias por entregas y otros resabios del folletín que circulaban en los quioscos. Ese subterfugio llamado “literatura popular” era también el lugar de pertenencia de las películas de la dupla Bó-Sarli.

La matriz sobre la que se edifica la narrativa clásica del cine latinoamericano es el melodrama. –explica Ricardo Manetti en Cien años de cine–. En la Argentina, el modelo, en los años iniciales de la industrialización cinematográfica, deriva de la fórmula de la letra de tango. El guión despliega los tópicos románticos de la canción en la que generalmente se habla de un bien perdido: la mujer, a quien se representa como causante de todos los males (la devoradora) o como la muchachita buena capaz de simbolizar en el futuro el espacio seguro significado por la madre”. Estos modelos son parte del imaginario que cruza los filmes de la pareja.

El éxito de la dupla, a partir de fines de los 50, coincide con la renovación cinematográfica que los franceses exportaron al mundo, con el nombre de nouvelle vague. En

Gran Bretaña se llamó Free Cinema, en los Estados Unidos New American Cinema, en Brasil Cinema Novo y en la Argentina Nuevo Cine.

Bó no desconocía a esos vanguardistas en el manejo del montaje, las técnicas de rodaje y la libertad creadora, nucleados en torno del mensuario francés Cahiers du Cinéma (Claude Chabrol, Francois Truffaut, Jean Luc Godard, Eric Rohmery

Pero su universo de pertenencia era otro.

No obstante, con gran picardía comercial, tomó como modelo a un precursor de la Nouvelle Vague para hacer un contrapunto nacional. En 1956, Roger Vadim filmó Y Dios creó a la mujer , la película que conmocionó a Europa con el desnudo de la jovencísima Brigitte Bardot. El director creó un nuevo sex symbol femenino que –según la escritora Simone de Beauvoir– desafía ciertos tabúes aceptados por la generación precedente, particularmente aquellos que niegan a la mujer su autonomía sexual”. El filme, que provocó escándalos en cada lugar donde fue exhibido, fue estrenado en la Argentina con 18 minutos menos.

Y el demonio creó a los hombres, se tituló Bó a la versión autóctona, protagonizada –quién si no– por la Coca.

En 1957, el mismo año que comenzó el rodaje de El trueno entre las hojas, se editó en Barcelona el libro Belleza. Sea atractiva, siempre joven y más feliz, de Rosalía Vander, un compilado de feminidad predigerida, cuyo espíritu no difería de las revistas que pautaban los sueños de las mujeres argentinas cada semana.

“¿Cómo nos pondremos pues de acuerdo sobre lo que es la belleza femenina? – se pregunta y se responde Rosalía– Creo que, para comprenderla debidamente, convendrá considerar tres aspectos fundamentales de ella que son los siguientes:

1. Los dones naturales de la belleza femenina, o sea los que tendría la mujer tal como fue creada, es decir, en estado sano, normal y sin taras.

2.Los atributos que a la mujer natural añaden la educación y la cultura.

3. El realce que le da el arte de embellecerse (cosmética, peinado, arte de vestirse) que en realidad no debe cambiar la belleza de la mujer sino darle mayor relieve, a la vez que mejor presentación”.

Por lo menos en el caso de la Coca, los mandatos bíblicos de Rosalía se hicieron verdad:

“El cabello abundante y largo es una de las características de feminidad. De ahí que una mujer poseedora de una hermosa cabellera tenga mucho en su favor para su atractivo femenino, aunque modernamente predomine la moda del cabello corta”.

Efectivamente Isabel tenía el pelo por arriba del cuello cuando azarosamente –se había enfermado la modelo contratada– empezó su carrera publicitaria. Fue fotografiada para los anuncios de calefones, cocinas, agencias de turismo, jabones, arroces y soutiens. Pero fue sin dudas su modo de acomodarse y acariciarse esa cabellera morocha y larga en las películas, el que comenzó a inquietar al imaginario masculino, que ya intuía la proximidad de su soberbio desnudo en la pantalla.

Por los 50, el platinado de las chicas de la Fox fue travestido en ícono por Marilyn Monroe, esa rubia bella, y un poco tonta, que surgió de la pantalla y se volvió el mito erótico más universal y perdurable del siglo XX. Para la misma época, la Argentina exportaba al mundo a una morocha de pelo largo con una sensualidad que ni era blonda, ni glamorosa, ni cantaba Happy Birthday Mister President.

Si bien no todas las películas dirigidas por Bó se desarrollaron en ambientes marginales, el erotismo que consagró a Sarli estaba rodeado de hombres de piel curtida, de obreros, de frigoríficos, de caballerizas, de violencia. Tenía cuerpo –carne–, era real: “nacional y popular”, por decirlo con los términos peronistas de la época.

El general Juan Domingo Perón fue elegido presidente de la Nación en 1946 Y un año después consagraba el voto femenino en la Argentina, que se implementó por primera vez en el 51, por impulso de su esposa Eva Duarte: esa figura mítica, tan idolatrada como odiada.

Bó conoció a Evita antes de que fuera primera dama, durante el rodaje de La cabalgata del circo (un trabajo de Mario Soffici), cuando ella, morocha, todavía no se había teñido el pelo de rubio ni se lo ataba con su emblemático rodete. Era su enamorado secreto en ese filme donde la estrella era Libertad Lamarque. Cuentan que la diva le dio un cachetazo a Evita, harta de sus llegadas tarde, ocasionadas por sus incursiones políticas, los tres radioteatros en los que trabajaba y –sobre todo– su romance con el entonces coronel (1944).

Perón, en cambio, ya estaba en la Casa Rosada cuando recibió en su despacho a Sarli, flamante ganadora del concurso para Miss Argentina. La morocha Isabel (90-58-90) reemplazó en el podio a Ivana Kislinger, una rubia de tipo nórdico.

“Usted es la más importante de mis embajadores”, le dijo el mandatario antes de que Miss Perón viajara a disputar el puesto de la primera belleza del mundo. No lo consiguió y, a su vuelta, el general había sido derrocado por el golpe militar encabezado por ....

Pero la Coca siguió siendo justicialista más allá de todo. “Antes que nada, soy peronista”, declaró cuando hizo campaña a favor de la primera elección de Carlos Menem, en 1989. Y cuando el filme de Polaco –su película retorno– estuvo a punto de perder el crédito del Instituto del Cine, Sarli recurrió a Jorge Antonio, íntimo del entonces presidente de la Nación.

..... .... ....

Isabel se incorporó al universo del cine en la época “de las grandes divas, de las mujeres que sacan pecho, que beben champan para calmar la jaqueca y miran a los hombres desde arriba”, al decir del crítico Claudio España. Sus escotes corazón intentaban reanimar una industria que, aunque a poco de andar, estaba ya en crisis. En esos años 50, Bó fue el principal exportador de películas argentinas: los desnudos de la actriz llegaron hasta Rusia, llevados de contrabando desde Cuba y hasta inspiraron los versos de un poeta chino en Beijing.

En 1931 se estrenó en Buenos Aires la primera película argentina sonora: Muñequitas porteñas, escrita y dirigida por José Ferreira. Surgieron, a partir de entonces, las grandes estrellas nacionales (Tita Merello, Libertad Lamarque, Mercedes Simone) de actuación y canto simultáneo. La voz pasó a ser condición fundamental para el séptimo arte. Pero cuando –años después– Isabel apareció en la pantalla, no sabía hablar ni bailar.

El guión de Y el demonio creó a los hombres indicaba que la protagonista debía ejecutar una danza sumamente sensual en un escenario natural, en Punta del Este.

–Pero Armando, yo no sé bailar, se desesperó la Coca.

–Si no sabés, aprendé, fue la respuesta que la dejó sin opciones.

En Un trueno entre las hojas sus parlamentos aparecen doblados por Eva Dongé y, aunque frente a ese colosal desnudo en cámaras pocos espectadores repararon en su voz, los críticos pusieron en duda desde el vamos sus dotes actorales: un erotismo básico y de movimientos estereotipados.

“Soy pavota, pero no tanto como para creerme una actriz”, repite Isabel cada vez que le preguntan y jura que actuó una sola vez en su vida, cuando engañó a Bó respecto de la enfermedad terminal que padecía. Es una vieja astuta, porque sabe que no dice poca cosa.

Lo que consiguió, lo logró a la fuerza. “Armando me explicaba. O me tiraba por una escalera, para darme susto. O me metía la cabeza en un tacho donde estaban quemando hojas húmedas, para que medio me ahogara y diera congestionada y con miedo. Bueno, ahora he mejorado un poco: ya me puedo asustar mejor, y sola”.

La primera película de Sarli está basada en un cuento del reconocido escritor paraguayo Augusto Roa Bastos. También tuvo a su cargo el guión del filme. “Armando era un poco diablo para poner a la gente en aprietos. Una vez me llevó a una radio en Buenos Aires y dijo: ‘acá el señor Roa Basto vino para hablar de los progresos que ha hecho últimamente Isabel Sarli como actriz”, recuerda el escritor en El trueno entre las páginas, un libro de diálogos con Alejandro Maciel, de próxima aparición. “Yo me defendí diciendo que mi cultura cinematográfica era muy precaria. Pero observé -y ahí vino mi pequeño desquite- que Isabel Sarli antes se bañaba desnuda y ahora se enjabonaba. Porque en la última película usaba un pan de jabón Federal del tamaño de un ladrillo”.

El autor estaba radicado en Buenos Aires cuando, en 1953, publicó El trueno entre las hojas, su primera colección de cuentos. Y es por ese libro (junto a La Babosa de Gabriel Casaccia y Follaje en los ojos de José Rivarola Matto) que la narrativa paraguaya empieza a adquirir distinción y atención internacional. No por casualidad estas ficciones, de realismo crítico, fueron escritas por exiliados que habían abandonado un país que tras la sangrienta guerra civil de 1947 soportó –entre 1955 y 1989– la dictadura del general Alfredo Stroessner, una de las más largas de la historia americana.

Entre la versión original de Roa Bastos, el guión que él mismo escribió y la historia que finalmente quedó plasmada en el filme hay diferencias sustanciales. El cuento, que denuncia la explotación de trabajadores en la zafra, no tiene la carga erótica que le indicó la intuición comercial de Bó. “La película está hecha ‘a la sua cadenza’ como diría un italiano. Una tarde, como tantas veces sucede en estos climas subtropicales, de un cielo a pleno sol pasamos a un nublado cerrado, oscuro. Él pensaba filmar varias secuencias ese día pero el tiempo no daba porque esas escenas eran diurnas y en exteriores. Entonces de un golpe arrancó las diez páginas del guión que no se podían filmar y pasó a otra cosa. Yo primero creí que era una broma pero no, era en serio. Armando -le dije- ahí va uno de los episodios más terribles de la obra. No, no importa -me dijo él- igual esto es muy largo y no hay sol”, recordó el escritor en un mail enviado especialmente a Gatopardo.

La historia era, en verdad, un pretexto para aplicar la fórmula del éxito: un poco de sexo, algo de violencia, música, paisajes nacionales o latinoamericanos y ciertos toques kitsch. Siempre el mismo cóctel. El de un erotismo primario, naif y moralizante.

El trueno entre las hojas fue estrenada en 1958 pero ya durante su rodaje –iniciado un año antes– había comenzado a tejerse el mito Sarli. Isabel viajó a filmar a Misiones? con su madre, la primera en poner el grito en el cielo cuando Bo sugirió filmar el primer desnudo real del cine argentino. “El de Olga Zubarry en La Casa del Angel fue trucado”, aclara el periodista de la farándula Néstor Romano en Isabel Sarli al desnudo.

Cuenta la leyenda que Bó le aseguró a la actriz que iba a filmarla de lejos y que casi no se la vería y que hasta la hizo asomarse por el ojo de la cámara para que lo comprobara por sí misma. Eligieron un lago alejado, dejaron a María Elena en el campamento y para envalentonar a la Coca, Bó le dio whisky en una cantimplora. Y ella que –asegura- nunca había bebido se mareó al instante. El mito detrás de bambalinas.

–Anda sacándote la ropa –le dijo Armando e Isabel sintió que le temblaba todo el cuerpo.

–Metete al agua, Coca– le ordenó mientras, detrás de cámara, se deleitaba por las imágenes que le anticipaban la gloria.

En la privada le mostraron a Isabel la película cortada recién la vio entera en el estreno y ahí pasó lo del cencicero Cuando descubrí la mentira me enojé tanto que le rompí el escritorio de vidrio con un cenicero

La película fue prohibida para menores de 18. “Su cuerpo es demasiado insinuante, provocativo, es casi indecente por los sentimientos que provoca”, argumentó uno de los censores.

Bó –que antes de El trueno Armando ya había producido mas de una decena de películasno sólo dirigió a Sarli sino que actuó en casi todos los filmes. Como redentor de la diva, por supuesto.

Isabel se negó a ser dirigida por otro que no fuera él: le dijo que no a Daniel Tinayre y a Lucas Demare. Solo fue forzada a aceptar, por el propio Bo, la propuesta de Leopoldo Torre Nilsson –uno de los pocos que defendía a la dupla frente a los críticos– para trabajar en Setenta veces siete. ”Entonces no me voy a desnudar”, fue la condición que puso Isabel Probablemente fue entonces cuando, para convencerla, Torre Nilsson le pidió prestadas las manos a Armando para acariciar a la diva.

                   ... ... ...

Toma final: La historia es como la del huevo o la gallina: ¿Quién fue primero: Sarli o Bó? ¿Quién creó a quién?

La Coca es una mujer de presencia y carácter: para pelear precios de los diseños de Paco Jamandreu, para defender su porcentaje en las ganancias y hasta para repartir alguna cachetada o tirarle una taza de café en la cara al propio Bó. Sin embargo ella siempre aceptó mostrarse como sumisa frente a la severa María Elena y, luego, ante el amor de su vida. “A lo mejor yo, por dentro, era más libre que mi mamá y que Armando, pero me dejé someter para que me quisieran”, dejó entrever alguna vez. Cada tanto, como al pasar, deja filtrar algunas verdades a su historia oficial: “A mí me gusta proteger niños y animales, pero hombres no”, “hay que desconfiar de los tímidos: somos capaces de proezas inimaginables”.

¿Quién es entonces la Coca? Según la mitología griega, la belleza está tutelada tanto por Afrodita, la diosa armónica y dulce, como por Pandora, pérfida y fatal. Entre esos dos arquetipos fue construida, históricamente, la feminidad.

Isabel supo que para salvar sus desnudos debía darle tranquilidad moral a los espectadores. Ella podía mostrarse sin ropas frente a las cámaras, sí, pero además tenía que ser una mujer de su casa, que cuidara de sus animales, que resultara maternal y fiel de por vida. Por eso el público la ama.

“Eres una mezcla de angel y demonio”, le dice a Isabel la actriz Barbara Mujica a Isabel en Fuego (1968), mientras la acaricia sin pudor. Y en esa escena de lesbianismo –una de las primeras filmadas en el cine argentino– se explicita el entramado del mito Sarli: desnudarse para quedar oculta tras esos pechos inabarcables. El escote, pues.

Crecen los Juegos del ALBA CARACAS.

Crecen los Juegos del ALBA CARACAS.

La II edición de los juegos deportivos de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), a efectuarse del 27 de abril al 12 de mayo próximos, figura entre las prioridades de Venezuela para el 2007.

Según datos difundidos por el Instituto Nacional de Deportes (IND), se prevén acciones en escenarios de los estados de Carabobo, Miranda, Cojedes, Lara y el Distrito Capital.Los organizadores convocaron para el certamen un total de 42 disciplinas, a lo cual se añade la posible presencia de 15 países del área, entre ellos Argentina, Cuba, Chile, Paraguay y Ecuador. También se han cursado invitaciones a Rusia, España, Portugal e Italia.

El evento, que se realiza como parte de los esfuerzos por impulsar la integración de los países latinoamericanos, fomenta además valores humanos como la hermandad y solidaridad entre los pueblos. Asimismo, constituye una muestra del desarrollo y evolución que han tenido los participantes en el ámbito deportivo de sus respectivas naciones en los últimos años.

La ciudad de Valencia (estado de Carabobo) será el escenario de la disputa de medallas en el canotaje, polo acuático, esgrima, gimnasia, levantamiento de pesas, remo, sambo, softbol y tiro con arco.Puerto Cabello acogerá al triatlón, velas y eventos en aguas abiertas; mientras, en Cojedes se efectuarán las competiciones de ciclismo -de pista y ruta-, patinaje y motocross, con el tenis y el boliche en instalaciones de Miranda.

En el Distrito Capital están previstos los eventos del atletismo, voleibol de playa y sala, béisbol, boxeo, ecuestre, racquetbol, judo y fútbol.Para muchos de los deportistas del continente, el torneo servirá de preparación con vistas a los Juegos Panamericanos del 2007, en Río de Janeiro, Brasil.(PL)

 

 

Alternativas al comercio capitalista.

Alternativas al comercio capitalista.

 Por Martín Flores


 El neoliberalismo ya ha demostrado el rotundo fracaso de su fórmula: economía para pocos, ruina para muchos, centros poderosos, periferias excluidas... cada vez más gente a la vera del camino. Pero existe otra economía, otra realidad, en la que la producción es posible sin la presencia y el control de los patrones.

Grandes corporaciones, dueñas de todo, tienden cercos y vallados alrededor de sus fastuosas sucursales, sedes imperiales, que vienen, comen como langostas y se van sin dejar nada, mientras las desarrapadas multitudes contemplan desde lejos, desde afuera, el inalcanzable esplendor de los elegidos.

El neoliberalismo globalizador, que pretende igualar en pensamiento y en conductas pero no en oportunidades, se propone también someternos a un modo de producción y de consumo enemigos de la naturaleza y de la gente. Este ritmo de vida occidental, que se impuso prometiendo paraísos y panaceas, en pocos años ha provocado la vertiginosa reducción de los bosques, el peligroso avance de la desertización, el calentamiento del planeta, y ha agredido seriamente el agua, la tierra y el aire, elementos esenciales para la preservación de la vida. Adicionalmente, se han desarticulado numerosos
mecanismos de solidaridad y han desaparecido diversos espacios de sociabilidad donde se creaban importantes lazos de encuentro y se enfrentaban problemáticas comunes.

La competitividad, el individualismo y la desconfianza, la tiranía de los relojes, el desenfreno publicitario y la excesiva importancia de las cosas, han desplazado el valor de la vida hacia nostálgicos rincones. Las industrias de miedo y soledad imponen sus narcóticos productos. Estamos solos ante un despótico mercado que nos vende todo. Todos solos frente a él. Tenemos que pagar hasta para morirnos.

Esta tenebrosa realidad comenzó a imponerse implacablemente a partir de la última dictadura y alcanzó su auge durante la década de 1990. A fin de siglo nos vimos a oscuras y dispersos. Mientras se disparaba la desocupación, se multiplicaba la pobreza y el país se hundía, millones de argentinos se aferraban a sus licuadoras y televisores, a sus autos nuevos y microondas.

Cuando llegó el colapso, llegó violentamente, como una inesperada tormenta en medio de la noche, y avisó que nadie se salva solo.

El país pareció sacudirse en pocos días de un prolongado letargo. La transición diezmó la tradicional solidez de la clase media y sacudió a toda la sociedad, que supo ejercer una fuerte y renovada presión a los poderes de turno.

Comenzaron a instrumentarse nuevas formas de lucha, de organización y trabajo que obligaron a las principales esferas partidarias a modificar sus pautas de hacer política. Los gobiernos siguientes, para ganar legitimidad y perpetuarse, debieron escuchar los reclamos. En esa obligación, que por definición les corresponde, vistieron máscaras progres y se disfrazaron de izquierdistas. Un presidente que amasó fortunas durante la dictadura y se fortaleció durante la década infame del menemismo, se instaló, voto mediante, en la Casa Rosada, proclamando que venía a restaurar el Estado de Derecho.

Pero mientras el poder reestructuraba sus mecanismos de dominio, la propia sociedad fue creando verdaderas respuestas ante la crítica realidad de un país vaciado y con millones de excluidos. Los trabajadores tomaron las riendas de cientos de fábricas vaciadas por los
patrones, se aceitaron los mecanismos de trueque y solidaridad, surgieron asambleas barriales, nacieron importantes cooperativas, se abrieron numerosos comedores escolares y se multiplicaron las agrupaciones piqueteras, que cobraron una importante presencia en los barrios del conurbano, desarrollando distintas actividades y cristalizando un sólido entramado de militancia social.

Entre los proyectos que se fortalecieron a partir de 2001 se encuentran los emprendimientos de economía solidaria, que apuntan a crear una salida laboral autónoma, quiebran el cerco de la competencia salvaje y el asistencialismo, y abren nuevos espacios de inclusión social.

Consisten en la producción colectiva y autogestionada de numerosos artículos y su respectiva distribución sin ningún tipo de intermediarios, lo que les permite negociar y vender mejor. En algunas ciudades, como Rosario, estos microemprendimientos cuentan con el apoyo de la Municipalidad, que otorga los medios para iniciar proyectos y facilita en muchos casos la apertura de centros de capacitación donde se ofrecen cursos de formación y aprendizaje de los más diversos oficios, desde cerámica hasta carpintería, desde herrería hasta costura.

Los proyectos de economía solidaria pretenden garantizar la inserción de numerosos desocupados, pero no priorizan los fines de lucro ni la máxima rentabilidad sino los vínculos humanos.

La idea es trabajar en grupo con un propósito en común que revaloriza la mano de obra de los trabajadores y los impulsa a sostener su propia iniciativa. De esta manera se distancian del concepto competitivo que impera en el mercado e intentan construir un ámbito de colaboración y respeto mutuo.

Además destruyen la relación patrón-obrero, donde predomina un mecanismo de explotación y desigualdad. Estos emprendimientos han creado en numerosos puntos del país interesantes redes y organizaciones que los agrupan y protegen. Durante los encuentros, sus integrantes se nutren e informan recíprocamente, discuten las problemáticas comunes, intercambian ideas y tratan de dar salida a las principales dificultades.

Los logros son muchos. Ya son varios los grupos de economía solidaria que han logrado ganarse un lugar respetado en la producción de numerosos artículos, llegando en ocasiones a competir en precio y calidad con las grandes tiendas de comercios y cadenas de supermercados. Esta renovada iniciativa promueve una distribución más equitativa de las ganancias, reivindica los lazos de ayuda mutua y genera beneficios colectivos. Demuestra, además, que la producción colectiva puede sostenerse y consolidarse si se supera el imaginario de dependencia que el capitalismo impone. Existe otra economía, otra realidad. La producción es posible sin la presencia y el control de los patrones.

ENTREVISTA AL FRENTE PATRIÓTICO MANUEL RODRÍGUEZ (FPMR)

ENTREVISTA AL FRENTE PATRIÓTICO MANUEL RODRÍGUEZ (FPMR)


Néstor Kohan

Néstor Kohan: ¿Cómo y cuándo nace el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR)?

Frente Patriótico Manuel Rodríguez: El nacimiento "oficial" del FPMR fue un 14 de diciembre de 1983, por medio de una acción armada, un sabotaje al sistema eléctrico nacional, que produjo un apagón en gran parte del país. Fue el Partido Comunista de Chile (PCCh) el máximo responsable en la creación del Frente, pero ni fue absoluto ni apacible este papel. Fueron casi diez años de una compleja lucha ideológica en su interior que significaría no sólo el nacimiento del Frente, sino toda una concepción político militar que desembocaría en la política de Rebelión Popular contra la dictadura militar, con un complejo de estructuras no tan famosas pero tan importantes como el FPMR.

N.K.: ¿Por qué eligen ese nombre?

FPMR: Entre los meses de Julio y Diciembre de 1983 aparece el nombre de FPMR., y según testimonios de algunos participantes, el Jefe del FPMR, Raúl Pellegrin "Comandante José Miguel" llegó ante sus subordinados con el nombre de la organización uno o dos meses antes del 14 diciembre de 1983, fecha oficial designada como de su fundación. El nombre indica la reivindicación histórica de Manuel Rodríguez, héroe de la guerra contra el colonialismo español en el siglo 19, cuyas acciones guerrilleras hostigaron y debilitaron a las fuerzas realistas de la misma manera que mantuvieron vivo el espíritu rebelde y libertario de los patriotas. Lo de "Frente Patriótico" era en 1983 expresión de una política que buscaba la unidad de todas las fuerzas antifascistas de Chile.

N.K.: ¿Cuál es el balance histórico que realiza hoy el FPMR de la política que fue hegemónica en el seno de la Unidad Popular (UP) durante el gobierno de Salvador Allende [1970-1973] y de los intentos alternativos durante aquella época por parte del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)?

FPMR: Con el golpe militar de septiembre de 1973 los militares iniciaron una guerra contra el Gobierno Popular de Salvador Allende y todos sus partidos políticos y adherentes, que había realizado cambios en terrenos sensibles para los sectores mas privilegiados de la sociedad chilena y perjudicaba de manera ostensible los intereses de los EEUU en el país. Sin embargo esos cambios se pretendían realizar desde, o respetando la institucionalidad burguesa.

En efecto, el proyecto popular (desde 1952, en que por primera vez se postula Salvador Allende) carecía de toda idea o planteamiento sobre cómo defender tales cambios en el terreno militar. "No a la guerra civil" fue una de las últimas consignas que guiaron a su militancia y sectores populares. No hubo capacidad de resistir al golpe porque los partidos populares conductores del proyecto de la "vía chilena al socialismo" no podían en ese entonces conducir, responder u organizar una guerra.

Múltiples son los argumentos que sustentan esta realidad, pero creemos que en última instancia, no podrían hacerlo básicamente porque el proyecto de la Unidad Popular no contemplaba dicha variante, es decir la destrucción del poder o el Estado burgués como garantía de triunfo de la revolución. Por ello no podían estar preparados ni preparar al pueblo para defenderse ni menos pasar a la ofensiva en un escenario de lucha violenta, pues nunca de manera oficial y planificada se contempló tal posibilidad. No existía una concepción política, ni militar, ni estratégica que contemplara a la guerra como un medio necesario y predecible en el camino de la revolución.. Años más tarde muchos militantes de izquierda aprenderían que una respuesta en ese terreno debía pasar por un cambio radical en las bases del proyecto y por una prolongada y compleja preparación multilateral de todos los partidos y los sectores populares que participaron del Gobierno Popular.

En este sentido el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, fue de las pocas organizaciones que sí contemplaba una estrategia de construcción y acumulación de fuerzas en pos del poder popular y de su defensa a través de la fuerza material, pero este fue un proceso que no tuvo el tiempo ni la correlación de fuerzas como para profundizarse. En realidad en ese entonces sólo se pudo resistir el golpe de aniquilamiento a los partidos y organizaciones sociales y reorganizar un funcionamiento básico en medio de complejas condiciones.

Los partidos populares conductores de esa singular "vía chilena al socialismo" (es decir vía pacifica) apreciaron a un país distinto, a unas fuerzas armadas que no eran lo que suponían, a partidos políticos "democráticos" que escondían su anti-democracia, a una derecha con histórica tradición de violencia, competente y capaz de las más infinitas crueldades si se trata de mantener el poder.

Apreciar un país que no era, determinó un proyecto erróneo por definición. Se podía conquistar parte del poder político pero no se podía predecir ni remotamente el insospechado escenario que se dibujó en el país a partir de septiembre de 1973. Los ideólogos de aquel proyecto no podían protegerse ni enseñar a proteger la integridad física ni los sueños y esperanzas de parte importante de la población y sus dirigentes. Allí está parte de la cuota de responsabilidad de los conductores de un proyecto derrotado.

N.K.: En algunos países de América Latina la concepción del comunismo tradicional utilizó sus aparatos de seguridad y sus frentes político-militares como elementos de presión para ser empleados en la negociación política. ¿Se dio este fenómeno en el caso del PC chileno?

FPMR: En términos generales podríamos decir que dicho fenómeno se dio como un proceso, el nacimiento del Frente fue resultado de la evolución y desarrollo de la política del Partido Comunista de Chile que después de intentar distintos caminos para enfrentar al régimen militar llegó a la conclusión de que "están cerradas las opciones pacíficas para la derrota de la dictadura" y que "el pueblo recurre y recurrirá a todas las formas de lucha, incluida la violencia aguda, para derrotarla". Surgió un nuevo proyecto político, la rebelión popular, que entró a cambiar cualitativamente el contenido de la confrontación política.

Durante la lucha en contra de la dictadura, el trabajo militar - como un elemento más de la política del PC - estuvo regido por el objetivo político de terminar con la dictadura mediante el desmoronamiento político-moral de las FF.AA.

Esto determinó que la construcción y desarrollo del trabajo militar respondiera a las necesidades de un enfrentamiento destinado a desmoronar al enemigo mediante golpes orientados a desestabilizarlo y no a aniquilarlo. Es decir, asumiendo lo militar sólo en sus aspectos operativos y no inscrito en una estrategia de poder.

Es decir la política militar del PC no se planteaba una guerra revolucionaria. Podría tener una equivalencia con una forma de insurrección parcial que no tenía como objetivo la derrota militar del enemigo sino su derrota política.

Ese diseño tal vez fue el "único posible" o el "mejor resultado" del empuje y la búsqueda de un sector revolucionario dentro del PCCh, limitaciones que fueron fuentes de contradicciones que después del '86 fueron determinantes en la conducta política del PC, de sus cuadros y militantes.

Tras el atentado a Pinochet se dio una ofensiva estratégica del autoritarismo en que los militares retomaron la iniciativa y lanzaron la proyección del régimen, en un cuadro favorable al dictador.

Pese a que en 1987 permanecía vivo el espíritu de lucha y movilización en vastos sectores, a la larga primó el partidismo de los dirigentes sociales y la presión hacia ellos de las cúpulas políticas afines a una u otra salida de la dictadura. Pues estábamos claramente ante dos proyectos políticos: el burgués - liderado por la DC [Democracia Cristiana]- y uno democrático popular - liderado por el PC -, lo que en este nuevo contexto político llevó a la desunión del movimiento social, a partir de la influencia política de los partidos en ese campo, en sus organizaciones y en sus dirigentes sociales.

El protagonismo alcanzado por las masas en su lucha combativa contra la dictadura pasó a ser secundario y lentamente comenzaron a entrar al escenario los dirigentes políticos en representación de éstas. Ellas dejaron de ser sujetos sociales combativos y pasaron a ser objetos sociales de los intereses particulares de los partidos políticos, sus proyectos y sus disputas ahora netamente electorales.

Otro factor que incidió en la desmovilización social fue la actitud asumida por el PC que frente a la posibilidad de verse aislado, revisó su línea y readecuó su táctica. Optó por un camino distinto al trazado por la Rebelión Popular, en que el trabajo militar dejó de ser un elemento necesario y se transformó en un estorbo que políticamente lo comprometía. Con ambigüedades en su discurso, paulatinamente se fue incorporando al proyecto burgués y a una movilización netamente electoral. Este viraje fue el que terminó provocando el quiebre que hizo romper al FPMR con el Partido Comunista.

La situación política entró en una nueva fase. El régimen consolidó un nuevo orden político, económico y social y estuvo dispuesto a hacer concesiones, incluso a costa de perder el gobierno, dando paso al plebiscito. La oposición burguesa transformó la movilización combativa del pueblo en un combate electoral, del cual salió exitosa.

N.K.: ¿Cómo analiza el FPMR el capitalismo actual en Chile y el ejercicio del poder por parte de sus clases dominantes?

FPMR: A principios de los años 80 del siglo XX se imponen en la conducción de la dictadura militar los intereses de la llamada "burguesía monopólico financiera", que en alianza con el capital transnacional da forma a una economía exportadora de materias primas o productos con bajos grados de elaboración, y a su vez importadora de productos altamente elaborados. En lo político, teniendo a las FFAA como instrumento principal, se legaliza esta reestructuración con la Constitución Política impuesta el año 1980, que presenta severas restricciones en relación con el orden anterior. Junto a ello los distintos gobiernos civiles han promovido una gestión fuerte del orden público, entregando amplias facultades a los organismos operativos y de inteligencia, aún a costa de conculcar muchas veces los derechos de las personas.

En definitiva, el Estado es el principal garante del "neoliberalismo"; la clase dominante ajustó el aparato estatal a sus intereses, transformando sus mecanismos de intervención económica y social en el país por la vía de reducir drásticamente su incidencia en ese campo, pero fortaleciendo y modernizando su rol de control y represión a los sectores sociales y políticos opositores al sistema, vía por la cual ha podido recurrir tanto a la represión, como a la institucionalización de las organizaciones sociales para que las demandas populares no amenacen el esquema instaurado, y el uso de los medios de comunicación social como una eficiente arma de manipulación ideológica en la sociedad.

El proyecto Rodriguista enfrenta la realidad de un país marcado por las contradicciones propias del capitalismo: explotación y cesantía estructural para las y los trabajadores que ven sus derechos pisoteados por la legislación laboral, jornadas de trabajo que se extienden a más de 12 horas, explotación de niños, distribución regresiva del ingreso, sistemas de salud y educación excluyentes y orientados hacia el lucro, y una sistemática usurpación de las tierras de la nación mapuche para favorecer el desarrollo del capitalismo en el sector rural.

Chile es un país que ha fortalecido las cadenas de la dependencia, que no ha logrado salir del subdesarrollo acentuando el crecimiento desigual como país exportador de materias primas, proceso controlado por un puñado de multinacionales y grupos económicos, y también por el mecanismo de la deuda externa que entrega y la tutela del Fondo Monetario Internacional. Por lo que el nuestro es un país capitalista dependiente o neo-colonial, carente de poder de decisión real para trazar sus líneas de desarrollo, donde de nada sirve votar por parlamentarios o presidentes cuando las decisiones trascendentales se toman en reducidos círculos patronales criollos o extranjeros.

Por eso planteamos que la contradicción principal del periodo es "Neoliberalismo" versus lo Nacional, ya que hoy día lo "nacional" se ha transformado en un elemento subversivo, ya que basta plantear algunas reformas cosméticas para que el imperialismo se sienta amenazado en sus intereses políticos y económicos

N.K.: Durante aproximadamente dos décadas en las pomposamente denominadas "transiciones a la democracia" del cono sur latinoamericano se ha priorizado la gobernabilidad por sobre los derechos sociales de los trabajadores y el pueblo. ¿Cómo evalúa el FPMR esas transiciones y qué actitud asume ante la gobernabilidad?

FPMR: Estos 16 años de gobiernos civiles, de la denominada "democracia representativa", se caracterizan principalmente por un proceso dirigido a consolidar la convergencia de las instituciones políticas y del Estado, con los intereses de los grupos económicos nacionales y transnacionales, la burguesía monopólico-financiera.

La búsqueda de esta convergencia -el consenso neoliberal- es lo que el bloque dominante ha denominado "transición a la democracia" que en concreto significa cómo las distintas esferas del poder resuelven y se hacen cargo de problemas o contradicciones que pudieran afectar la tranquilidad y legitimidad del modelo y sus actores principales, por ejemplo los temas llamados de derechos humanos, los "enclaves autoritarios" y la "equidad".

En síntesis, nuestra "democracia" representativa en realidad representa la continuidad del modelo, representa los intereses del bloque dominante del país, que participa, decide y gestiona directamente la política, la economía y todos los aspectos de la base y la superestructura de nuestra sociedad.

En este marco es que al terminar su gobierno, Ricardo Lagos no pudo evitar la tentación de decretar el "fin de la transición", con una declaración pomposa que se refiere a las últimas reformas constitucionales que flexibilizan aspectos del sistema político, como los senadores designados, vitalicios, etc., y de paso lo legitiman aún más a escala internacional.

Sin embargo, esta convergencia neoliberal produce también que la gestión de la política y la economía están cada vez más distanciadas de los sectores sociales. Los llamados poderes del Estado muestran hoy día su real carácter, entidades alejadas y por encima de la población, pero que si lo requiere puede ser represivo y violento, apelando a leyes como la Antiterrorista y de Seguridad Interior contra sectores que se organizan y luchan por sus derechos y dignidad, como en el caso del pueblo mapuche.

El mencionado abismo entre los intereses del Estado y los partidos oficiales respecto a los de la mayoría del pueblo, los hace convertirse en aparatos electorales que disputan base social con sólo esos fines, que más bien administran cuotas de poder en su propio seno, haciendo diversos cálculos, movidas, negociados y "blindajes" con el único fin de asegurar sus propias parcelas políticas.

La disputa no es electoral porque sí, se trata de acceder a la administración del Estado, ya sea para seguir gozando de sus beneficios económicos (sobresueldos, contratos a lo amigo, consultorías y asignaciones millonarias) en el caso de la Concertación, o bien para acelerar a fondo el saqueo privatizador en el caso de la Derecha. En ambos casos es la disputa de un jugoso botín.

Esta distancia con la población del bloque dominante y sus aparatos no es en forma aislada una amenaza a su estabilidad, no genera en sí misma un antagonismo social capaz de hacerlo temblar. Para esto se requieren condiciones ligadas a la existencia real de movimiento popular, con perspectiva de lucha por romper el actual orden político-social y levantar un nuevo proyecto de desarrollo nacional. Para nosotros esta es una tarea que bajo las actuales condiciones históricas solo podrán llevarla hasta el final los sectores más conscientes y avanzados, en un gran movimiento que unifique a la clase trabajadora y el pueblo en su conjunto, socavando las bases que sostienen al imperialismo en Chile y América Latina.

Como escenario de estas reflexiones tenemos que desde comienzos del año 2006 la movilización social se ha acrecentado; los pobladores sin casa y deudores habitacionales, los trabajadores del sector público y de servicios, los subcontratistas de CODELCO, las organizaciones de la nación mapuche, los estudiantes universitarios, y en especial los secundarios, se han hecho escuchar y legitimaron en los hechos la movilización de masas como la principal forma de expresión y participación.

En términos subjetivos, el debate en el seno de la izquierda se traduce en cómo encarar este proceso, hacia dónde capitalizar y proyectar la lucha y la organización social, qué proyecto político se fortalece. En este aspecto de estrategia y táctica, una de las contradicciones principales tiene que ver con la relación con el Estado y el régimen político. Para el Rodriguismo, hoy es posible abrir alternativas más allá del rayado de cancha del poder, y este año 2006 perfiló la oportunidad para que la izquierda revolucionaria se levante, abandone la marginalidad y encabece la lucha por las demandas populares y la construcción social.

N.K.: ¿Cuáles son hoy las líneas directrices y principales del proyecto político del FPMR?

FPMR: En términos estratégicos, planteamos que el nuestro es un Proyecto Revolucionario, en función de resolver la contradicción fundamental que limita el progreso y el desarrollo de nuestro país, mediante un proceso de lucha destinado a erradicar el capitalismo y a construir el socialismo en Chile. Un proceso con expresión continental que sólo es posible concebir en medio de una constante y creciente confrontación entre las fuerzas que defienden los intereses del capital y del imperio con las de un pueblo que aspira a su liberación.

Un Proyecto Patriótico, orientado a construir una verdadera soberanía del pueblo en los asuntos políticos y económicos del país, usurpados por el capital financiero transnacional en concomitancia con los grupos económicos locales. El sello patriótico de este proyecto es determinado por el carácter anti-imperialista de nuestra propuesta de transformaciones destinados a conquistar una auténtica independencia nacional, que nos permita recuperar el control de nuestros recursos naturales y reconstruir la capacidad productiva, enfrentando así la dependencia financiera creada por la deuda externa y el Fondo Monetario Internacional, y terminar con la intervención del imperialismo en nuestra patria.

Un Proyecto Popular, basado en la fuerza de la clase trabajadora, de los pobladores, estudiantes y todos los que se sientan identificados, buscando aportar a construir la alternativa de poder del pueblo, para elevar a los máximos niveles políticos del país la participación popular en una perspectiva de desarrollo independiente y soberano. En síntesis, consideramos que los sujetos potenciales o fuerzas sociales principales de este proceso revolucionario son los Trabajadores, Pobladores y Estudiantes, sectores cuyo elemento unificador es ser igualmente golpeados por este sistema de dominación, que los somete a una situación de explotación, pobreza y/o de dominación estructural irreversible dentro del actual esquema. Esto se refiere a una dimensión visible, que es la falta de ingresos para satisfacer las necesidades básicas (salud, vivienda, educación dignos), pero que en su fondo esta pobreza estructural tiene como causa la relación de explotación inherente al Capitalismo y que se presenta con exacerbada crudeza en su modelo Neoliberal. En este contexto, consideramos a los Mapuche (junto a los Aymará, Rapa Nui, etc.) como una nación originaria, en cuyo seno existen variadas organizaciones y diversas expresiones ideológicas, políticas y sociales.

N.K.: ¿ El FPMR tiene actualmente una estrategia político-militar?

FPMR: Sobre este punto planteamos que la denominada "salida revolucionaria" será fruto de una acumulación de fuerzas de tipo social, ideológica, política y militar que permita la derrota del gobierno y Estado opresor. Las formas concretas de enfrentamiento, ya sean insurreccionales o de guerra prolongada, se irán perfilando o combinando en la misma medida que se agudice el conflicto, por lo que es necesario estar preparados para cualquier variante que la propia dinámica y el pueblo generen.

En definitiva nuestra estrategia efectivamente es de carácter Político Militar, porque entendemos que en la perspectiva de la confrontación del pueblo con el sistema dominante, se deberá transitar por diversos períodos en la acumulación y movilización de fuerzas, y combinando formas de lucha tomando en cuenta los escenarios concretos y la correlación de fuerzas, pero sin perder la perspectiva de que es necesario construir fuerzas populares con capacidad de expresarse materialmente en pos del cambio estructural y responder ante cualquier forma de lucha o grado de violencia.

No hacemos de la violencia un fin, pero consideramos una irresponsabilidad no tenerla en cuenta y no estar preparados cuando el momento lo exija, la historia demuestra que la oligarquía y el imperio no dudan en masacrar al pueblo si ven amenazados sus intereses políticos y económicos. Por tanto los revolucionarios debemos estar dispuestos ideológica y técnicamente para tales niveles de confrontación, haciendo de la violencia revolucionaria un medio determinante en la defensa o avance de las fuerzas populares.

El objetivo estratégico de nuestra política militar apunta a construir la fuerza material para que la organización política del pueblo pueda responder a las necesidades de la confrontación armada y, al mismo tiempo, esté en condiciones de articular fuerzas armadas que aseguren, defiendan y representen los intereses populares. El movimiento revolucionario no puede esperar una insurrección o guerra popular espontánea sino que debe dirigir sus esfuerzos en el seno del pueblo para prepararla y organizarla, el movimiento revolucionario no impulsa este proceso construyendo por fuera del movimiento popular ni lo resuelve en su totalidad con aparatos "especiales", así como tampoco debe confiar en el paso espontáneo de parte de las fuerzas armadas a las filas populares.

N.K.: ¿Qué perspectivas asume la lucha extrainstitucional en el Chile actual?

FPMR: Para responder esta pregunta hay que remitirse primero al objetivo fundamental de nuestra política del período, que es la reconstrucción de Movimiento Popular, teniendo como fuente de esta práctica territorios y sectores concretos, generando las condiciones para que los sujetos sociales alcancen mayor madurez y participación, y se hagan protagonistas del proceso revolucionario. Concebimos a este Movimiento Popular como una fuerza del pueblo, conciente y politizada, organizada en torno a sus demandas sectoriales y nacionales, para enfrentar las políticas neoliberales y sus efectos en los diferentes sectores, ya sean estos; poblacionales, estudiantiles o de trabajadores.

En función de la construcción de dicha fuerza es que hemos descartado la inserción en la institucionalidad, llámese alcaldías, parlamento o presidencia, como paso posible para la mencionada reconstrucción. El régimen político imperante está en general diseñado para cerrar el paso o bien absorber y cooptar expresiones políticas distintas a la del bloque en el poder, situación que en un contexto de desventaja o desorganización de los sectores populares y revolucionarios a escala nacional, vuelve estériles los diferentes intentos de enfrentarlo "desde adentro", de hecho dichas políticas no han logrado siquiera estar "dentro".

Nuestra política en el plano social apunta a la independencia política de las organizaciones populares en relación con los gobiernos y Estado capitalista, a la convergencia de las organizaciones sociales en torno a la lucha reivindicativa y a objetivos comunes; a la generación de plataformas de lucha en el ámbito territorial y sectorial. La perspectiva a largo plazo de este desarrollo es la creación de focos o embriones de un futuro Poder Popular a través de la acción directa de los organismos sociales y políticos en un sector, mediante asambleas, control territorial, construcción de espacios alternativos de desarrollo social, cultural y económico, entendiendo como espacio territorial a todos los sectores sociales coordinados de una zona o región: pobladores, estudiantes y trabajadores.

N.K.: ¿Cuál es la política de unidad del FPMR hacia el campo popular chileno? ¿Hacia qué sectores prioritarios se dirige?

FPMR: El proceso de construcción del período contempla la convergencia de los revolucionarios como una piedra angular de nuestra política, la cual sin embargo deberá lograrse a partir de nuestra organización, es decir el desarrollo en lo interno y en nuestra incidencia, y sustentado en una correcta y sana política de alianzas con todos los que luchen en contra del sistema establecido. Por ello creemos que la flexibilidad debe ser la base de nuestra política de relaciones para con todos aquellos que desde distintas posiciones adopten objetivos inmediatos y estratégicos similares a los nuestros.

La unidad no se resuelve por el hecho formal y mecánico de constituir una estructura orgánica, ni tampoco que los revolucionarios estén al mismo tiempo todos juntos en una misma mesa política, sino que nos parece que hablar de una estructura tiene más bien relación con la finalidad del proceso y no necesariamente con el punto de partida.
La unidad de los revolucionarios debe ser una necesidad e instrumento que potencia un fenómeno simultáneo, que es la unidad del pueblo, de los sectores populares. El entrelazamiento dialéctico entre la convergencia de los revolucionarios y el movimiento social se da en tanto que los primeros son parte integrante de los segundos.
La unidad de los revolucionarios no resuelve el problema de la construcción de movimiento social, pero sí permite enfrentar el desafío en mejores condiciones, políticas, orgánicas e ideológicas.

De esta manera entendemos la unidad no como la simple yuxtaposición de orgánicas y siglas, sino la construcción colectiva en el ámbito de los territorios de aquel Sujeto o Conciencia Para Sí que será el portador y conductor del programa que sintetiza las transformaciones nacionales.

Debemos organizar al pueblo -y lo estamos haciendo- en las distintas formas en que se manifiesta socialmente, ya sea en el terreno laboral, en la población, en la educación, etc. Es decir, debemos instalarlo en un proceso de construcción de conciencia de largo aliento, donde las luchas por las demandas populares sea la piedra angular de esta edificación. En torno a ellas, se configurará una nueva forma de relacionarnos, el surgimiento de nuevas prácticas democráticas, como de ir desarrollando una nueva moral y cultura, vislumbrando la nueva sociedad socialista por la cual luchamos.

Nuestro camino de construcción debe ser capaz de abrir conflictos, de poner a las masas a través de su lucha reivindicativa en la confrontación con el poder. La construcción de movimiento popular no puede ser aséptica, con miedo a contaminarse en la lucha con la institucionalidad. No podemos construir en una burbuja social, encapsulados en un pretendido ya existente "poder popular" que se construye al margen de toda contradicción con el poder capitalista. Es en la lucha, en el enfrentamiento, en la pugna con el poder real de la burguesía donde las masas, armadas con sus reivindicaciones, adquieren la conciencia social.

Como ya dijimos el tema de la unidad de los revolucionarios en este ámbito, debe ser un proceso dirigido y con un plan cuyo cumplimiento de objetivos potencien y amplíen la convergencia. Convergencia llena de hitos, que instale en la realidad nacional una plataforma de lucha o programa mínimo por las demandas populares que reflejen las necesidades más primarias y urgentes de los sectores populares. En este sentido, la unidad por arriba debe tener su correlato en la unidad por abajo, la primera debe ser un instrumento la última el fundamento esencial, la finalidad. De esta manera, la territorialidad en el proceso de convergencia y de construcción del polo revolucionario será un baluarte fundamental.

La tarea de la convergencia y de la construcción de un polo revolucionario es una iniciativa política imposible de postergar, porque no sólo están en juego las reivindicaciones del pueblo, sino también el futuro del país y nuestra factible contribución a la liberación de América Latina. Caminos que ya han iniciado otros pueblos del continente, sobre todo si los rodriguistas no sólo buscamos un proyecto en el ámbito nacional, sino también de carácter continental.

N.K.: Tomando en cuenta la abnegación y la perseverancia de la militancia comunista de base en Chile, ¿cuál es el mensaje del FPMR hacia los colectivos militantes del PC?

FPMR: Es verdad que en la militancia comunista hay compañeros y compañeras abnegados y honestos, hoy en día las diferencias e incluso los conflictos los hemos tenido sobretodo con la actual dirección de ese partido, sin embargo, nuestra opción es plantear abiertamente, y a través de hechos concretos, nuestra política y nuestra visión crítica cuando corresponda. Los últimos conflictos sociales han demostrado que la izquierda consecuente sí puede disputar los terrenos que habitualmente controla el reformismo o el gobierno. Y lo que es estratégico, potenciar la participación de las bases en el campo de los trabajadores, en el ámbito de los pobladores, en el mundo de los estudiantes y en diversos sectores sociales.

Nuestra propuesta es dejar atrás posiciones que convierten los defectos en virtudes, es decir exaltan la ambigüedad, las concesiones y las conductas unilaterales y hegemonistas, que son obstáculos que debe enfrentar el naciente movimiento popular, sin embargo para otra franja de izquierda representada por el Partido Comunista, se potencia una política que busca el entendimiento con la Concertación, e incluso con sectores de Derecha, con la consigna de "romper la exclusión", en síntesis se asimila la lucha contra el neoliberalismo con la inserción en la institucionalidad, con la conciliación con el oficialismo, se asimilan los intereses de un partido con los de un movimiento popular que aún no está del todo desarrollado y articulado a escala social y nacional.

Posturas de este tipo tienen mucho que ver con la "sociología" de los partidos reformistas en Chile y el continente, en cuyo seno se producen tensiones o tendencias que los empujan a lógicas burocráticas, que los conduce a considerarse fines en sí mismos, y por ende a adoptar lógicas conservadoras justificadas con el argumento de la amplitud, la acumulación de fuerzas, la unidad, etc.

La lucha ideológica está entonces planteada entre estos distintos proyectos, en todo caso es la propia base militante del PC la que deberá resolver sus conflictos internos, y nosotros debemos respetar ese proceso y sus ritmos.

N.K.: Durante la última lucha estudiantil secundaria en Chile pudo observarse una creciente influencia política del FPMR entre los jóvenes. ¿Cuál es la política específica del FPMR hacia la juventud?

FPMR: Mas que una política generacional o etárea, es decir hacia la juventud en general, nos planteamos una construcción o una política hacia los sectores sociales a los que pertenecen los jóvenes, es decir en el ámbito laboral, poblacional y estudiantil. Si nos detenemos en este último nivel, vemos que los estudiantes conviven con la precariedad de la infraestructura, malas condiciones laborales de los docentes, deserción escolar, todo esto mediado por la contradicción; dinero (subsistencia) - estudios, entre otros. Si se pudiere entregar una panorámica muy general, daríamos cuenta que tanto los jóvenes y sus padres (tanto de los sectores populares como los de capa media que han tendido a la proletarización) quedan a merced de este mercado que todo lo cubre, aunque en rigor los mayores beneficiados son aquellos que pueden pagar por una educación de calidad. En síntesis, hoy la Educación se ha vuelto un producto de consumo, una mercancía que puede ser adquirida en la medida que se tengan los recursos para ello, quedando postergado su concepción fundamental de Derecho Básico.

Aunque las necesidades estén a la vista, los estudiantes como sector, aún están afectados por la desorganización que caracteriza hoy al mundo popular, pero aún así, es indudable que serán protagonistas importantes dentro del proceso revolucionario; que si bien no se han distinguido por promover durante el presente período un cambio radical en la sociedad, en los momentos en que su lucha se agudiza, como ocurrió este año 2006, son actores dinámicos y altamente críticos de las prácticas y discursos que atentan contra el derecho a la Educación, como también son capaces de acoger aquellos que puedan conducir de buena forma sus más sentidos anhelos y demandas; es ahí donde las organizaciones revolucionarias deben tener la capacidad de orientar un trabajo político que permita develar el verdadero sentido del modelo impuesto y proyectar al interior del estudiantado niveles de organización que respondan al contenido de clase que hoy se necesita.

Los estudiantes se han caracterizado por una constante movilidad, generando un grado de participación y organización muchas veces mayor que otros sectores sociales perfilándolo como un actor principal, aunque estas cualidades se queden en un aspecto formal y concentradas únicamente en su propia experiencia lo que termina orientándolos hacia el reformismo y el cortoplacismo (otra de sus limitantes es que la radicalidad suele ser asimilada más a las formas o instrumentos que a los objetivos). Sus demandas y reivindicaciones más sentidas han tenido un matiz económico (asignación de recursos, principalmente en el ámbito superior), aunque en el último tiempo ya se ha instalado el cuestionamiento al rol que le compete al Estado con la Educación.

Las Federaciones y Centros de Alumnos son espacios orgánicos socialmente legitimados, que más allá de tener o no legalidad (personalidad jurídica), son reconocidos por los estudiantes, así como por autoridades, académicos y funcionarios al interior de las instituciones, e inclusive por los gobiernos de turno al considerarlos interlocutores válidos del mundo estudiantil. Pero su principal validez está determinada en tanto son una necesidad para los estudiantes en la resolución de los diversos problemas que se presentan en el transcurso de sus estudios.

Al entender la importancia estratégica de estos espacios (en cuanto su rol conductor), los sectores oficialistas y derechistas se han insertado en este campo, a través del manejo que realiza de ellos, manipulándolos según sus propios intereses, privilegiando el electoralismo (reduciendo a sólo esto, la democracia y la participación), el gremialismo y el paternalismo en todos sus niveles como forma de control, a lo que también aporta la ambigüedad e incapacidad de la izquierda, que no ha permitido posicionar a los estudiantes como reales protagonistas del quehacer en estos espacios.

De ahí que los rodriguistas al hacernos partícipes de estos espacios, debemos promover y practicar la Democracia y Participación real, como instrumento y metodología en la construcción, fortaleciendo y alentando el protagonismo de los estudiantes en la toma de decisiones tanto al interior de dichas organizaciones como al exterior, es decir el ámbito de la política nacional.

Para avanzar en la construcción de niveles mayores de organización es condición necesaria propiciar, potenciar y fortalecer la organización de base (llámese Centro de Alumnos o espacios político-sociales, construir "desde abajo hacia arriba" buscando el debate, la unidad y la movilización con un claro y definido objetivo político, evitando la instrumentalización (con fines exclusivamente partidarios) y otras prácticas nefastas que tarde o temprano originan la marginación de los estudiantes de estos espacios y la deslegitimación de ellos.

Sabemos que nuestra apuesta es compleja y ardua, exenta de recetas en cuanto a los aspectos formales pues, cada configuración orgánica debe responder a la particularidad de cada nivel, establecimiento e inclusive territorio. En lo fundamental, estas herramientas deben responder a un contenido de clase producto del desarrollo cualitativo de la conciencia de los estudiantes, efecto de la educación y formación que se da en el camino de la construcción y la lucha por nuestras demandas y más sentidas reivindicaciones.

N.K.: ¿Y hacia el campo de la lucha de la clase trabajadora y de las poblaciones (espacio territorial)?

Las tareas del período tendrán múltiples métodos y formas de aplicarse según el análisis concreto de las diferentes realidades de cada sector en el cuál estemos insertos, pero a la vez dotados de contenidos y criterios fundamentales que caractericen el trabajo de masas rodriguista, el cual en una síntesis de lo general a lo particular, debe:

Permitir la construcción y fortalecimiento de las organizaciones sociales por medio de lucha y movilización por los derechos y reivindicaciones básicas en lo económico, social y cultural (con avances y retrocesos propios del período).

Promover la articulación y coordinación de los diferentes grupos que se encuentren trabajando en determinado sector, que permita además un intercambio político que incentive el protagonismo y la participación sin sectarismos u otras deformaciones que impidan la convergencia social y política. Entendiendo que la práctica de la coordinación es la generación de nuevos espacios o iniciativas entre organizaciones concretas (un espacio distinto), al calor de un activismo que debe hacer crecer y fortalecer el trabajo de todos los involucrados en un territorio, pero sin perder la mencionada perspectiva de establecer o potenciar coordinación y acción en lo nacional. La unidad de los sectores sociales será el resultado final de este proceso de convergencia en torno a las luchas y las demandas que se encuentran hoy parceladas, y debe tener como objetivo final una sola plataforma de lucha que aspire a la transformación social con miras al socialismo.

Profundizar la solidaridad como clase o sectores sociales, para vencer el individualismo generado por el sistema, poner en el centro la comunión de condiciones y necesidades preexistentes, recuperar y reivindicar la identidad y el papel protagónico que los sectores sociales tienen dentro de la historia. Así, se hace necesario impulsar la creación de espacios de confianzas, cooperación, creatividad y fortalezas tanto individuales como colectivas, principios que por años el neoliberalismo ha buscado socavar.

La construcción de sujetos sociales se sostiene en la identidad e independencia de clase, concretada en la autonomía en las decisiones y en la práctica de las organizaciones sociales respecto a las organizaciones y partidos afines al sistema o al bloque dominante, los organismos o zonas intermedias del aparato del Estado o las fundaciones internacionales dependientes del imperialismo o la socialdemocracia.

Aportar a la capacidad político-militar del pueblo por medio del desarrollo cualitativo y cuantitativo de la Autodefensa de Masas, vista como la labor organizada del pueblo en tareas anti-represivas, de protección, repliegue ordenado y vigilancia popular (proteger locales, dirigentes y miembros en general, de las organizaciones).

Otras características del trabajo de masas rodriguista que podríamos citar como parte de nuestro proyecto son:

Capacidad de incidir en el desarrollo y conducción (contenidos y objetivos) del organismo social, lo que no debe confundirse con la vieja práctica de buscar la dirigencia del mismo como objetivo principal.
Proponer e impulsar métodos y formas de trabajo que eleven la calidad de la organización y la capacidad de movilización.

Levantar o fortalecer tipos de organización que aspiren a agrupar a todos los que tengan similares visiones de la realidad, plataformas y objetivos para el período.
El carácter territorial de nuestra construcción debe expresarse (y medirse) a través de la incidencia concreta en los espacios y sectores de construcción y no sólo por un concepto geográfico.

Crear espacios permanentes de formación política y educación popular, creativos en lo temático y metodológico, con la participación plena de quienes forman el o los organismos (foros, talleres, jornadas de encuentro, etc.). En síntesis, el militante rodriguista debe ser capaz de hacer propuestas políticas y metodológicas concretas y tener una actitud educadora en la organización social.

Reivindicar con hechos y aportes concretos la militancia política revolucionaria. La contraposición entre las organizaciones sociales y las organizaciones políticas sólo existe como problema con base objetiva cuando la organización o partido en cuestión lo es en el sentido burgués del término: un aparato organizativo en el cual personas que participan en el juego político institucional defienden intereses ya sea de los propios aparatos o de sectores o clases sociales dentro del sistema. Una organización política cuyo objetivo es transformar la sociedad, acabar con la explotación y la opresión capitalista, y cuya práctica no es oportunista o aparatista, no puede tener ninguna contradicción de fondo con una organización social genuina en el sentido más arriba descrito y al contrario se reforzarán y crecerán mutuamente.

Propugnar la autogestión material de las organizaciones sociales, que es resultado del trabajo colectivo y la participación real.

N.K.: Desde la época de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) [conferencia celebrada en La Habana en 1967 que agrupó a la mayoría y a lo más avanzado de las organizaciones revolucionarias del continente] y los tiempos de la Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR) [coordinación internacional de distintos destacamentos revolucionarios del cono sur: estaba integrada por el MIR chileno, el PRT-ERP argentino, el ELN boliviano y el MLN-Tupamaros de Uruguay] no ha existido un ámbito de puesta en común de estrategias revolucionarias y radicales de América Latina y el cono sur. ¿Existe en la actualidad alguna posibilidad de globalizar en concreto y coordinar las diversas experiencias antiimperialistas y anticapitalistas?

FPMR: Recientemente hemos realizado en Chile un encuentro de organizaciones revolucionarias del Cono Sur de nuestra patria grande, donde precisamente debatimos e intercambiamos sobre los contenidos de esta pregunta, y hemos llegado a la conclusión de que en las actuales condiciones no sólo es posible, sino que es necesario y urgente iniciar un camino de coordinación de las luchas antiimperialistas. Como señala la declaración posterior al Encuentro, hoy la dominación imperialista es altamente inestable en todos los puntos del globo donde intenta imponerse, y como en la historia de todos los grandes Imperios, en su momento de mayor decadencia es cuando se vuelven más bestiales. La solución militar de toda la política es un claro síntoma de descomposición de los imperialistas.

Por eso es que para nosotros, y las organizaciones que participaron del Encuentro, no sólo por principio sino fundamentalmente por estrategia, los revolucionarios organizados en nuestra Patria Grande estamos obligados a coordinar nuestras luchas y construir una estrategia de derrota continental al Imperialismo.

Ahora bien, esta coordinación no se decreta sino que se construye, y nuestra opción como FPMR es comenzar a materializar un proceso de solidaridad, intercambio y cooperación entre los sectores revolucionarios del cono sur de nuestro continente. Para los Rodriguistas el internacionalismo existe realmente cuando produce resultados que potencien la organización y la lucha en cada país, y no sólo declaraciones, eventos puntuales o actitudes festivaleras, por eso es que se deben iniciar y fortalecer prácticas de trabajo conjunto de corto, mediano y largo plazo, para aportar al fortalecimiento y desarrollo de la organización y lucha popular en el continente.

Mas que generar apresurados referentes o estructuras centralizadas, nuestra opción es implementar iniciativas concretas para cualificar el intercambio político ideológico, la formación de cuadros políticos y sociales, y la difusión de la idea y la acción revolucionaria a través de diversos medios desde una dinámica de trabajo continuo.

Junto a esto, consideramos un deber buscar vías de coordinación para materializar la solidaridad con las luchas de los pueblos en nuestra América, intercambiando experiencias y luchadores, así como de defensa y apoyo a quienes enfrenten la prisión política o la persecución de los Estados y sus aparatos represivos.

Guiados por estos criterios es que pensamos se podrá avanzar a generar prácticas e instancias de lucha continental, que por lo demás es parte de las mejores tradiciones de la lucha revolucionaria en América Latina desde el siglo 19, en la guerra contra el colonialismo español, hasta las luchas revolucionarias del siglo 20 en El Salvador, Nicaragua o Bolivia, por citar algunas experiencias. Esos ejemplos señalan la cartografia ineludible que debemos seguir si de verdad queremos enfrentar al imperialismo.

En nombre de los ignorados.

En nombre de los ignorados.

Por: Raúl Sendic 

 

Vivimos una década durante la cual la humanidad parece haberle vuelto la espalda definitivamente al drama de los genocidios. En contraste con la postura, por lo menos afligida, de las décadas de los ’60 y ’70, un enorme "sálvese quien pueda" parece presidir el estrado de la actual.

Comensales "clase B"

No vamos a hablar de Sudán o Bangladesh, donde los niños y los adultos mueren de hambre por cientos de miles o millones cada año. No es necesario ir tan lejos. No menos implacable y despiadada es la actitud de la oligarquía en el Uruguay, que aprovechó la dictadura para reducir el salario real a la mitad y para multiplicar por cuatro la ganancia de los grandes depositantes de los bancos y de los bancos mismos.

El saldo está ahí: esos reclamos por salario que se reprimen con saña, esos reclamantes por los despidos que son tratados como delincuentes. También la consecuencia está ahí: según la UNICEF, el 33 por ciento de los niños uruguayos están subalimentados; e incluso el mismo Ministerio de Trabajo, que se muestra tan duro e implacable en estos días con los que reclaman por los despidos, publicó hace poco que uno de cada seis uruguayos vive en "extrema pobreza" (El Día, 6 de febrero de 1987). Según la misma fuente, y por cálculos tomados de una encuesta hecha en Montevideo, 300.000 personas en la capital y 730.000 en todo el país viven en extrema pobreza y 350.000 más en indigencia total.

A falta de un crecimiento en el nivel de vida, algo ha aumentado, sin embargo, en el Uruguay durante los últimos años: los cantegriles. Según la misma fuente, en 1959 sólo existían 20, en 1980 habían subido a 57, en 1982 ya eran 63 y en 1985, luego de una nueva oleada de miseria descargada sobre el pueblo, alcanzaron a 116.

La juventud una generación "clase B"

Tampoco la marginación paulatina de los jóvenes, que ha culminado en esta década, es un problema exclusivamente local. Se los margina de los empleos aún en los países más desarrollados, con el consiguiente aumento de los que han sido empujados a la delincuencia. Francia, por ejemplo, que tiene la preocupante tasa de desocupación del 10 por ciento, es más alta aún en los jóvenes de 15 a 24 años (26 por ciento). Italia, también con una tasa de desocupación general del 10 por ciento en jóvenes de la edad mencionada, alcanza a un 36 por ciento. Inglaterra tiene un 11 por ciento de desocupados en general y un 20 entre los jóvenes. Estados Unidos, desocupación genera: 7 por ciento; jóvenes 13 por ciento. Entre 1973 y 1985, las detenciones de jóvenes de 18 a 24 años por delitos comunes en Francia, aumentó de 18 a 30 por cada 10.000. En el mismo período, los robos domiciliarios, típico producto de la pequeña delincuencia no experimentada, se multiplicaron por tres.

En nuestro país, donde la desocupación general fluctúa alrededor del 10 por ciento, algunos encuestadores estiman la juvenil en un 17 por ciento. La falta de perspectivas (aún los que hacen largos estudios saben que están condenados a un prolongado período de desocupación después de recibir el título) ha traído la desmoralización, manifestada de diferentes formas; por un lado, y también aquí, con el aumento de la delincuencia juvenil; por otro, con el poco rendimiento en los estudios, el consumo de drogas, la emigración… Jóvenes del Interior que emigran a la capital, jóvenes de todo el país que se van al exterior. El censo de 1985 registró este dato sorprendente: había 33 por ciento menos de jóvenes de 20 a 25 años que de 15 a 20. A esa juventud le falta un tercio de sus componentes: un tercio de jóvenes desesperanzados que se fueron del país.

Proletarios "clase B"

Otra vez tenemos que analizar lo que sucede en los países más desarrollados para ver lo que pasará acá a medida que venga el desarrollo. La tendencia en esos países, es que tanto el proletariado manufacturero como el rural disminuyen lenta pero inexorablemente. En Inglaterra, el primero bajó en un 23 por ciento entre 1973 y 1984: en EE.UU., en 1986, el mismo proletariado industrial está disminuido en un 19 por ciento de la mano de obra total, o sea en un porcentaje inferior a la mitad del que había hace 30 años, mientras que los trabajadores agrícolas no llegan al 3 por ciento.

¿Qué pasa con los desocupados expelidos por las nuevas formas de producción industrial y agrarias? ¿Se puede seguir tomando a esa desocupación como un fenómeno transitorio, superable no bien se atraviese esta etapa de recesión? La respuesta parece ser no. Inglaterra, por ejemplo, ha tenido un crecimiento sostenido durante la misma etapa en que su proletariado industrial bajó en más de un 20 por ciento.

No sólo se puede marginar conscientemente al sector proletario que queda cesante por cierre de empresas anticuadas o automatización de las mismas, también se puede marginarlo inconscientemente por no adecuar nuestras doctrinas a los nuevos tiempos.

En el Uruguay hay también un creciente sector radiado de la industria, comercio y agro que se ha insertado en la economía informal. En 1968, era el 10 por ciento de la mano de obra total; en 1984, ya era el 24 por ciento, o sea, el mismo porcentaje que el proletariado de industria manufacturera. También creció el sector propiamente desocupado, y los asalariados, en ese mismo período, bajaron del 79 al 71 por ciento del total de la mano de obra disponible.

La composición del sector informal, de ese sector marginado por el capitalismo, es distinto aquí que en Europa o Estados Unidos. En Uruguay, como en el resto del Tercer Mundo, hay un antiguo sector marginado que nunca fue absorbido por el capitalismo, especialmente en pueblos o ciudades del interior, al cual se le vienen a agregar por oleadas los despedidos de hoy y los jóvenes que no lograron nunca un lugar en el mercado de trabajo.

En la medida que tengamos conciencia de que hay un sector no transitorio sino definitivamente marginado por el capitalismo, en la medida que despachemos el asunto -como antaño- con exigirle a ese capitalismo sólo una "apertura de nuevas fuentes de trabajo" -como lo han hecho en Europa los partidos de izquierda-, en la medida que sólo tengamos mensajes para los desocupados, seguiremos la suerte de aquellos partidos, y nos estaremos separando de los sectores más empobrecidos y marginados dentro de los trabajadores.

Las nuevas fuentes de trabajo que puede abrir el capitalismo, esas que el gobierno de Sanguinetti quiere atraer incluso entregando una parte de territorio en "zonas francas", serán fábricas automatizadas que ocupan muy poco personal. Fábricas capaces de competir ventajosamente con nuestras viejas industrias, quitándoles mercado, por lo cual éstas están haciendo oír su protesta a través de la Cámara que los agrupa. Tendremos así unas empresas que con un tercio de personal producirán el doble que, por ejemplo, FUNSA o CoNaProLe y que provocarán nuevas oleadas de marginados. Y también tendremos partidos y movimientos de izquierda tan decadentes como los de Europa Occidental de hoy.

Luchadores sociales "clase B"

Mientras no podamos fusionar en una misma organización a ocupados y desocupados, con reivindicaciones y programas para ambos, mientras persista el afán de copar, de hegemonizar gremios y partidos y no haya lugar en sus direcciones para el pluralismo que hay en sus bases, mientras en los frentes permanentes, o en los circunstanciales para una lucha determinada del pueblo, no se le dé cabida por igual a todos los que están por esa lucha, mientras todo esto siga así: seremos parias económicos y sociales. Quienes también tenemos el deber de organizarnos para salir adelante.

Raúl Sendic Antonaccio.  15 de julio de 1987