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Tribuna de Análisis

Guerra de Suez: 50 años del conflicto que cambió África

Guerra de Suez: 50 años del conflicto que cambió África

En la foto: Gamal Abd El-Nasser 

Por Rainer Chr. Hennig

 

 Hace cincuenta años, la Guerra de Suez comenzaba con un ataque israelí apoyado por británicos y franceses contra Egipto, cuyo presidente Gamal Abd El-Nasser había nacionalizado el Canal de Suez. La agresión - también calificada como la primera guerra mundial petrolera - finalizó con la victoria de Egipto, convirtiendo a Nasser en un icono en el mundo árabe y acelerando el proceso de descolonización a nivel mundial.


El domingo se celebraba el 50 aniversario del ataque tripartito contra Egipto, conocido como la Guerra de Suez. Las lecciones de la Guerra de Suez son más relevantes que nunca, debido sobre todo a que la guerra se centraba el dominio occidental de los recursos petrolíferos, falsas promesas de desarrollo, deseos de derribar un régimen polémico y una tentativa de detener un movimiento árabe internacional. Solamente los actores eran diferentes.

El 29 de octubre de 1956, las tropas israelíes invadían la franja de Gaza egipcia y la Península del Sinaí, con dirección hacia el Canal de Suez. Según lo convenido previamente en un pacto secreto, Gran Bretaña y Francia se apresuraron a desplegarse en Egipto para apoyar a los israelíes. Las tropas egipcias no estaban en una posición para hacer una resistencia eficaz, dejando el camino abierto para una relativamente rápida victoria militar sobre el gobierno del presidente Nasser.

No fue así, sin embargo, cuando la Unión Soviética amenazó con asistir a Egipto y atacar Londres y París. El presidente estadounidense Dwight Eisenhower amenazó con ello a Europa con grandes con sanciones económicas si no abandonaban Egipto, conllevando una rápida decisión francesa y británica de retirarse y conllevando finalmente la intervención de poderes europeos en el globo.

El conflicto tenía sus raíces en el incremento de hostilidades entre Israel y Egipto - que apoyaba al pueblo palestino - y una distancia cada vez mayor entre el presidente Nasser y las potencias occidentales.

París estaba en desacuerdo con el líder egipcio - nacionalista pan-árabe - porque Nasser apoyaba al movimiento argelino de independencia. Londres, que todavía mantenía colonias árabes, estaba amenazado por su propagación del nacionalismo árabe. Y EEUU y Europa occidental veían con inquietud el incremento de lazos militares con Nasser con naciones comunistas.

El gobierno de El Cairo, por otra parte, estaba volcado en el rápido desarrollo basado en capital occidental. Mientras que EEUU y Gran Bretaña no cumplían sus promesas de co-financiar la gran presa del Nilo en Aswan, el presidente Nasser decidía buscar otras fuentes financieras. La respuesta era cercana y lógica - el Canal de Suez que pasaba a través de Egipto era uno de los canales más importantes del mundo pero hasta ahora, la mayoría de los beneficios del canal iban a parar a compañías británicas.

El 26 de julio de 1956, por lo tanto, el presidente Nasser anunció la nacionalización de la Compañía del Canal de Suez, a pesar de ser de propiedad extranjera en su mayoría. Para el gobierno británico del primer ministro Anthony Eden, esto significaba una amenaza al capital británico, pero mucho más importante para las exportaciones de petróleo de la península árabe controladas por los británicos. También Francia veía pasar la mayor parte de sus importaciones de petróleo a través del Canal de Suez.

Durante los siguientes meses, la guerra dominó la escena en Reino Unido y Francia. Había tentativas por parte de EEUU para mediar, pero las demandas occidentales fueron demasiado lejos para el gobierno de El Cairo. Entendiendo que la nación se dirigía hacia guerra, el presidente Nasser advertía el 15 de septiembre en un célebre discurso: "Defenderemos nuestra libertad e independencia con la última gota de nuestra sangre".

Las operaciones militares a finales de octubre eran de breve duración. Militarmente insuficiente, Egipto se dirigía hacia una derrota total. Solamente las amenazas de la Unión Soviética y de EEUU, junto con la crisis simultánea en Hungría, hicieron cambiar la situación. Todas las partes declararon posteriormente su victoria, pero los historiadores ahora conceden la victoria militar a Israel - que probó su superioridad militar en Oriente Medio - y una amplia victoria al presidente Nasser.

Para británicos y franceses, la Guerra de Suez se convirtió en una amarga. El primer ministro Eden tuvo que dimitir, y nunca admitió que la decisión de la guerra había sido incorrecta. El Cairo no restauró así lazos diplomáticos con Londres hasta 1969. Francia - cuyo verdadero papel agresivo no se supo hasta 1998 - admitió los errores y normalizó pronto sus lazos con Egipto.

La Guerra de Suez es probablemente la guerra a menor escala que ha tenido mayores consecuencias para todo el mundo en el siglo XX. Marcó el punto final del papel de Francia y Gran Bretaña como potencial mundiales, pues ningunas de ellas actuarían agresivamente sin coordinarse con Washington después del fracaso. También marcó el principio de la desconfianza de Francia hacia Washington, como aliado no fiable.

Para el resto del mundo, el impacto indirecto fue incluso mayor. La Guerra de Suez consolidó a Naciones Unidas y el papel de estados más pequeños en la política mundial. La ONU condenó el ataque contra Egipto, contribuyendo fuertemente a la retirada de británicos y franceses. Además, se introdujeron la institución de las fuerzas de paz de la ONU para supervisar el alto el fuego entre Egipto e Israel. Finalmente, la ONU obtuvo renovado ímpetu en su deseo de descolonización, contribuyendo al establecimiento de Estados africanos.

El presidente Nasser no sólo se convirtió en un icono del mundo árabe. Todavía es celebrado como uno de los catalizadores más importantes de la descolonización, a la que se dio una especial importancia en el establecimiento de la Organización de Unidad Africana (OAU, ahora Unión Africana) y del Movimiento de Países No Alineados. Éste fue sobre todo un resultado de la Guerra de Suez y de su demostración de que era posible acabar con el imperialismo occidental.

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